Introducción.

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Polos opuestos se atraen, pero yo después de tanto, creo tener el derecho a decir que hasta se complementan entre ellos.

Mi nombre es Kate Anderson, tengo 26 años y aparte de un cabello rubio como el oro tengo una espalda cargada.
Y con eso me refiero a cargada con la responsabilidad de la empresa familiar que debo mantener por ser la mayor.

Si verdad super guai mucho dinero.

Pues no me apasiona nada.

En verdad ni siquiera me gusta estar en una de esas oficinas haciéndole la pelota a gente que ni conozco, ni me agrada, ni entiendo su forma de ser.

Yo la verdad es que siempre había soñado con ser psicóloga, incluso lo estudié por internet.

Pero fueron cosas nulas que no podían librarme de mi futuro marcado desde la niñez.

Tengo una hermana pequeña, Ellie Anderson de 15 años, una terremoto a la que prohíben sacar esa energía, a la pequeña le encanta el fútbol, pero mi madre al enterarse la castigo por semanas mientras buscaba unas clases de ballet a las que apuntarla.

Mi madre y mi padre siempre han requerido total perfección en mi familia, cosa que estaba claro que no conseguían y esa frustración que ellos obtenían por ello siempre se descargaba sobre nosotras, aún siendo yo ya mayor de edad.

Recuerdos en la arena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora