- ¡Te parece normal está falta de respeto!¡Y no solo hacia mí jovencita, si no hacia toda tu familia Katerine! -- Bramó mi padre al teléfono.
No sé qué me molestaba más, que casi me rompiera un tímpano, o que solo me llamará para bajarme el autoestima.
Aunque no había dicho apenas palabras, una pequeña lágrima amenazaba con salir por mi ojo derecho, pero no dejé que saliera haciendo que aparte de que me brillará me ardiera como si me hubiera rociado con las colonias caras de mi madre en ellos.
- Padre te voy a colgar, yo no he llamado para que se me haga de menos, de echo creo que usted debería de hacerse mirar el porqué ninguna de sus hijas tolera vivir en ese infierno.
- ¡Katerine no juegues, ahora mismo voy a buscarte!
- Hazlo, y yo hablaré con la prensa y contaré cómo es que la empresa cada mes crece. -- Amenacé, sin importarme tener un nudo tanto en la garganta como en el estómago y sin escuchar el timbre que no dejaba de sonar en mi habitación.
- Esto no va a quedarse así, te estás equivocando mucho Katerine. -- Contestó con ese tono frío y serio que era el que usaba de normal.
Y colgó.
Dejándome de nuevo echa una mierda.
Pensando que soy insuficiente.
Que todos mis esfuerzos y doblegaciones ante mi familia, no habían servido para nada por querer escaparme un tiempo a despejarme.Y ni un respiro.
Porque me percate del horripilante ruido del timbre que no cesaba y no me dejaba en paz.
Enfadada caminé hacia la puerta y la abrí con brusquedad.
Sin dejarme reaccionar un ligero golpe se escuchó en el suelo a la vez que unos brazos me abrazaban con fuerza.
No iba a llorar.
Pero tenía claro que este chico algún día iba a matarme de los repentinos aceleros de pulso.
Ahí estábamos, abrazando nos, mientras un ramo de flores y CDs estaban tirados en el suelo.
Supongo que me había oído gritar.
La verdad no era algo que me importara en ese momento.
Solo podía esperar que el abrazo nunca se acabará.
Estar entre sus brazos se me hacía cómodo, una sensación de seguridad.
- Ya está Kat, guarda las uñas. -- Bromeó el muy idiota aún abrazándome.
- Estás más guapo callado. -- Le repliqué con la intención de separarme del abrazo.
Aún que en verdad no sabía si era lo que quería.
Pero no me hizo falta averiguarlo porque Reo no me soltó tan fácil.
- Asi qué te parezca guapo eh. -- Hablo vacilón mirándome después de juntar su frente con la mía.
- Me pareces tonto.
- Y guapo.
- Y tonto.
- Pero más guapo que tonto.
- ¿Eso quién lo a dicho?
- Yo, el guapo de Reo.
No pude evitar sonreír aguantandome la risa.Nos sentamos en mi cama y él colocó ante mis 5 CDs con 5 películas distintas.
- ¿Cuál quieres?
- No sé.
Reo suspiró con una sonrisa tierna y me miró con paciencia, esa mirada que nunca había tenido ni aun cuando era solo una niña, esa mirada que aveces había necesitado y nunca llegado.
- Tu eliges, aún que sea por la bonita portada, mandas tú Kat.
- Si mando yo, deja de llamarme Kat.
- Mandas sobre la película, no sobre mí.
- Que pena.
Vale, no había sido consciente de lo mucho que se podía malpensar mi contestación.
Lo bueno fue que Reo pareció notar que ni yo había procesado bien lo que había dicho y lo único que hizo fue reírse.
- Elijo está. -- Decidí señalando a una que contenía a un niño vestido de verde volando en el cielo.
- ¿Nunca has visto Peter pan?
- No.
Reo parecía algo sorprendido, pero sin hacer comentario alguno introdujo el CD en la televisión y colocó los demás apilados en el suelo al lado de la cama.
Puso en marcha la película una vez sentado en la cama con el mando a distancia y se sentó sin cuidado alguno a mi lado.
- Te va a encantar.
- Si consiguiera silencio para enterarme bien de la película mejor Reo. -- Dije algo irónica rodando los ojos mientras me fijaba en la bonita introducción clásica de Disney, con el castillo y los destellos.- Que guapo es Peter madre mía.
- No seas pedófila. -- Dijo con un tono algo molesto mientras me tiraba un caramelo a la cabeza.
- Tu no seas crío.
- Así te gustan a ti, críos. -- Contestó, resaltando la palabra crío.
Sin pensármelo mucho lo mandé callar y después le estampe una de las almohadas contra la cara.
- Calla que no escucho. -- Me quejé mientras notaba su mirada molesta sobre mis hombros.
Sabía que Reo no se molestaba, siempre era jugando o bromeando.
Era el chico con más paciencia del mundo.
Almenos en comparación con los que conozco.- Lo va a matar. -- Murmuré con un nudo en la garganta mientras veía al capitán Garfio agarrando a Peter y teniéndolo atrapado bajo su garfio.
- No puede morir, es una película para niños y Peter es el protagonista. -- Se burló Reo razonando de forma bastante lógica.
Pero la verdad, no me importó, en cuanto ví a Peter salvo y sano gracias a campanilla sonreí emocionada y salté levemente aún sentada en la cama.
¿Estaba actuando de forma infantil?
Seguramente, pero sabía que estaba junto a alguien que nunca iba a juzgarme por ello.- ¿Te ha gustado?
- Me encanta, ¿la podemos ver otra vez?-- Cuestioné mirando a Reo con una sonrisa y ojos brillando como si fuera una niña.De verdad que estar con él me cambiaba totalmente.
Cada día lo veía mejor.
- Pero que hay más para ver. -- Me dijo con una sonrisa subiendo los CDs apilados de debajo de la cama.
- Pero me a gustado esta, porfa Reo. -- Supliqué al australiano mientras juntaba mis manos y ponía morritos.
No me preguntes porque, simplemente lo hice.
Y al parecer funcionó, porque después de esa sonrisa que me volvía loca rebobino la película para volver a verla.
- Ay dios, que he echo para merecer esto.
- Oye no te quejes idiota.
- Y encima me insultas. -- Se quejó de forma exagerada mientras se tiraba hacia atrás en la cama.
Lo miré con una sonrisa y una risita que se me escapó.
Reo sacaba ese lado de mí.
Y la verdad me gustaba.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos en la arena
RomanceCansada de sufrir el constante estrés por las obligaciones que conlleva el crecer, Kate decide darse a la fuga unos meses a la playa. Nunca esperaba cruzarse con aquel chaval de aspecto despreocupado y mucho menos volver a verlo y que se convirtier...