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- Entonces la geometría se basa en los conceptos propios de las figuras en un plano o espacio - Realmente Zenitsu no le estaba presentando la atención debida al profesor, en cambio, solo jugaba con el lápiz girándolo y haciendo movimientos acrobáticos. Suspiró de alivio luego de ver el reloj que indicaba que la hora para el receso estaba cerca.
Al oír la campana, guardó sus cosas y salió para buscar a Tanjiro y el salvaje de Inosuke, que por cierto, le debía veinte dólares.
Al caminar por los pasillos de la institución, notó al profesor Uzui hablando amistosamente con una mujer de cabello largo y ojos almendrados. Su mundo se le había venido para abajo. Lagrimitas salieron de sus ojos y ganas de correr no le faltaron, pero la cordura le ganó para no cometer una vergüenza. Solo caminó hacía la cafetería y quiso olvidarse de lo que aconteció.
Al ver por fin a sus dos amigos, fue hasta ellos y silenciosamente, se sentó en la mesa donde almorzaban. Eso se les hizo raro a Tanjiro e Inosuke, pues conocían a la perfección a su amigo quién siempre se quejaba de algo.
- Zenitsu-san, ¿Estás bien? - Preguntó el Kamado e Inosuke intentó darle un golpe para que le pusiera atención a Tanjiro, pero este no le dejó.
- Sí, estoy bien, no sé preocupen - Ordenó el rubio y los amigos no pudieron hacer nada más.
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Al terminar la jornada de estudios, los alumnos comenzaron a ir a su casas, otros a divertirse con sus amigos, pero Zenitsu solo fue a sentarse en el parque para llorar por su amor no correspondido. Como si el destino tuviera algo en contra de él, pudo ver al maestro de sus sueños de nuevo con la mujer comiendo un helado. En ese momento, maldijo a todos los dioses que existían y deseó morirse.
Pero, algo inesperado surgió, un pequeño niño se acercó a la pareja y la mujer lo cargó - ¡Mami, mami!, ¡Gané un tazo en la máquina!
- Eso lo aprendió de su tío - Ahora oyó a Tengen quién se señaló a si mismo.
¡Un minuto!, ¿¡Su tío!?, ¿¡Era Uzui su tío!?
Media hora después, el mayor se despidió del niño y la mujer para voltearse y encontrar a su alumno con cara estupefacta. Se acercó a él.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó y el rubio reaccionó sonrojándose por la cercanía del maestro.
- E-Eh, ¿Qué tiene de malo que esté en el parque? - Preguntó aún hecho tomate.
- Nada, solo se me hace extraño ya que es muy tarde - Comentó.
- Oh, no me había dado cuenta - Dijo el Agatsuma para después mirar la hora en su celular, por lo que se levantó y caminó rumbo a su casa.
Pero surgió otra cosa aún más inesperada, pues el profesor lo agarró del brazo y le dió unos dólares.
- Si me querías pedir dinero para comprarte también un helado, no debiste dudar - Dijo, y se fue.
¿¡QUEEEEEEEEEEEEEEE!?
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