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Y ahí estaba de nuevo, el maldito insomnio según el rubio de ojeras exuberantes y cejas pobladas mientras miraba el techo sin poder pegar ni un poco los párpados.
El problema comenzó desde que entró a la universidad y el desvelo no ayuda mucho que digamos. Así que tomó una decisión; llamaría a su novio.
Sin durar por más tiempo y sin preocuparse porque fueran las cuatro de la madrugada y probablemente el mayor estuviera más que dormido, llamó a su celular para después de unos minutos el mismo contestara adormecido.
- ¿Otra vez problemas para dormir? - Preguntó el Uzui desde la otra línea mientras se tallaba sus ojos llenos de lagañas.
- Si esto sigue así tendré que ir con un psiquiatra. - Comentó el menor ya harto de la situación. Solo quería poder dormir para que en las clases no lo regañaran por no prestar atención.
- ¿Por qué no pruebas con pastillas? - Le preguntó nuevamente el albino mientras se sentaba en su cama.
- La verdad lo pensé, pero al final decidí que no porque no me quiero volver dependiente de ellas. - Respondió mientras seguía mirando su techo. - Mejor ven conmigo.
- ¿En serio? - Le dijo Tengen indignado. - ¿A esta hora?
- Andaaaa. - Con la voz que utilizó su rubio sabía de sobra que estaba haciendo un tierno puchero con sus labios. Así que suspiró. - No puedo dormir, hazlo por tu lindo novio.
- Bien, ahí estaré. - Luego de colgar, se levantó del cómodo colchón que anteriormente lo había llevado a un profundo sueño para después agarrar un abrigo y las llaves de su auto.
Al llegar al edificio en dónde estaba el departamento de su novio, subió las escaleras mientras trataba de peinar el revoltijo de cabellos que se hallaba en su cuero cabelludo y posteriormente tocó la puerta. Le abrió un muchacho con un té en la mano que al verlo, lo dejó en un tocador para después lanzarse a los fuertes brazos de su pareja.
- No puedo dormir. - Comentó en un puchero mientras Tengen los guiaba hacía adentro.
- Sí, ya me dijiste. - Le dijo el albino mientras lo acostaba en su habitación.
- ¿Me heces mimos? - Zenitsu preguntó mientras se hallaba abrazado en el pecho de su novio.
- Claro que sí mi pichón. - Dijo para luego besar la coronilla del rubio. - Todo lo que sea para que puedas dormir.
Y así terminó esta noche. Una en donde finalmente un estresado universitario pudo conciliar el sueño.
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Finalmente y luego de un corto periodo de inactividad en este libro, pude publicar otra historia relatando los problemas para dormir de un universitario en donde podemos apreciar el amor que su novio le tiene como para dejar su cómoda cama e ir hacía él.
Espero que les haya gustado y me gustaría pedirles un favor, si es que pueden comenten más ya que así me animan para subir más shorts.
