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estábamos todos parados frente a la inmensa casa de joey, sosteniendo cada uno sus maletas mientras el músico buscaba sus llaves en sus bolsillos y en eso, los chicos comenzaban a reírse de él por un cartel que encontraron en la puerta principal.
"¡bienvenido de vuelta a casa, bebé! que lastima no poder verte de nuevo cariño, te he extrañado mucho, mucho, mucho.
pero espero que la estés pasando bonito, ¿si? por cierto; te preparé tu comida favorita, está en el microondas. ¡comparte con tus amigos! te ama, mamá. "
joey levantó la mirada a sus amigos ante las risotadas y al darse cuenta del papel, rápidamente quitó con vergüenza el cartelito y lo arrugó para luego arrojarlo por entre medio de las plantas.
aunque no tenía por qué arrojarlo solo para no quedar mal frente a los chicos, era un gesto muy adorable de su mamá.
—¡aw! ¡bienvenido a casita bebecito! —dijo acey dándole un beso en la mejilla y este enseguida le propinó un empujón.
—cállate acey.
—ay si, el bebito ya llegó a su cunita —prosigió burlista el cantante, chupando su dedo pulgar como un chupete.
—cierren el trasero o dormirán afuera —bramó joey mientras escuchábamos un trueno sonar arriba nuestro—. ¡y afuera!
—¡que es broma, sensible! —exclamó wed riendo—. y afuera no, que se me van a joder las rastas si se me mojan.
—si, es una broma, no llores bebé que tú mamá te ama y te preparó la comidita —dijo ben riendo junto a los demás, provocando que joey lo mirara mal—. agugu tata.
—bien, duermen en el puto garage —reveló serio.
—¡perdón hermano, debí hacerlo!
joey blanqueó sus ojos claros y comenzó a buscar de nuevo sus llaves, pero buscaba cada bolsillo que usaba y parecía que no se encontraba en ninguno de ellos.
—mierda —protestó, tanteando por todo su cuerpo.
—¿qué sucede? —cuestionó acey mirándolo.
—no encuentro las malditas llaves —explicó buscando en su bolsillo trasero una vez más—. juro que las puse aquí.
—y buscando en el mismo maldito lugar no la encontrarás —dijo wed—. diablos joey, ¿ahora que hacemos?
—joder —soltó ben mirando el cielo tornarse cada vez más oscuro, clima que en realidad a mí me encanta, pero para nada en estas circunstancias—. encima se viene una tormenta que te cagas y el conductor del bus y el manager ya se fueron a la mierda.
—mierda, si me mojo el pelo se va a cagar de mi peinado —maldecia eric y yo lo miré no tan extrañada en realidad.
a ese chico no le importaba nada más que su cabello, ni siquiera que se mojen todos sus instrumentos musicales.
