LA AUSENCIA

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La cuarta guerra ninja se desató.

Naruto fue de gran ayuda en el combate, pero en esta realidad, Sasuke entregó su cuerpo por defender los ideales de los Uchiha, y gracias a eso, obtuvo los poderes de Madra Uchiha, en un peligroso jutsu que conjugaba el edo tensei, y consiguiendo ser el jinchuriky del biju de las diez colas, pero solo en la mitad del cuerpo de Sasuke. El resto, fue gobernado por Madara, quien poco a poco se apoderó de todo ese cuerpo, reduciendo al chico al mero sacrificio del edo tensei, destruyendo todo a su paso con el ideal del tsukuyomi y con la ayuda de Obito.

En esta realidad la princesa Kaguya nunca existió, pero si el sabio de los seis caminos, que le dio a Naruto el poder para combatir a Madara y terminar con el juby para siempre, con la luna y el sol en sus manos.

La batalla fue encarnizada, y aunque Naruto ganó, la muerte cayó pesadamente sobre los dos amigos.

Terminada aquella funesta batalla, cayó una fuerte lluvia sobre toda esa área.

Pareciera que el cielo llorara por anticipado, sabiendo que se acercaba la muerte.

Sasuke le dedico sus últimas palabras a Naruto.

-Yo... amigo – Derramó unas cuantas lágrimas –... así debía de ser – Dijo al final sonriéndose, escupiendo sangre y lanzando su último aliento con la mirada fija en él.

-No... no debió pasar así... pero... ya no importa. No tardo en acompañarte... Este momento... sabía que ocurriría... te lo había... dicho antes. Me di cuenta... muy tarde. N... no se puede salvar... lo que no quiere ser salvado – Sonrió Naruto, quien había perdido su brazo derecho, utilizando todo su poder para neutralizar a Sasuke.

Sakura llegó con Kakashi malherido al acantilado y vio la fatal escena.

- ¡NARUTO! – Gritó saltando y acercándose deprisa a él.

Bajó rápidamente hasta el rubio, sin saber por dónde empezar. De inmediato utilizó el jutsu de escaneo, asustándose al descubrir que la mayoría de sus órganos estaban colapsando al mismo tiempo y a punto de dejar de funcionar y por más que se esforzaba, ninguna de las heridas mejoraba. Invocó a Katsuyo, pero ni ella pudo hacer nada.

Sakura sintió una ira desmedida por Sasuke y ya muerto, lo golpeó fuertemente, deshaciéndole la cara y desquitando su coraje, llorando en su desesperación.

Su amor por aquel ser se convirtió en odio desde el momento en que dijo que mataría a cada miembro de la aldea y dicto su sentencia, hiriendo de muerte la primera vez al ojiazul y terminando con la mitad de la población, que incluía a los padres de la chica.

Sakura le apretó un brazo tan fuerte que se lo quebró, pero lo único que lamentaba era que no estuviera vivo para sentirlo.

- ¡¿PORQUE?! ¿Por qué no te fuiste simplemente tú? ¡MALDITO! ¡¿Por qué no fui yo a quien asesinaste?!

-Sa-sakura – Dijo débilmente Naruto. Ella volvió de inmediato al lado de su compañero, recostando la cara del chico en sus piernas y mirándolo respirar agitadamente.

-Naruto, voy a intentar... - El rubio negó con la cabeza. En su voz se notaba un jadeo constante, señal inequívoca de que sus pulmones ya estaban muy dañados.

– Sé... que este es... mi fin – Dijo con dificultad – Pero quiero... que sepas... que ... para mí. Te... quiero... como a... la... hermana que nunca... tuve – Dijo acariciándole el rostro.

Sakura colocó su frente sobre la de Naruto. Los sentimientos de ambos por fin se sincronizaron. Que le estuviera diciendo aquellas palabras le partía el corazón, porque no había forma de ayudarlo esta vez.

OJOS DE JADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora