- Capitulo 23 - Secretos

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A veces vemos algo que no teníamos que haber visto; Algo que no nos queda más remedio que convertirlo en un secreto. Un secreto que guardaremos por el resto de nuestra vida.

Cuarto de sanación personal del Rey. Una habitación creada exclusivamente para el gobernador de estas tierras. Era una habitación que tenía un artefacto mágico para convertirla en un espacio insonorizado. Una vez activado, nada del ruido que hagan los que se encuentran dentro del cuarto, podrá ser escuchado por los de afuera y viceversa. Y el artefacto... fue activado

El placer se había apoderado de ambos. Asta sentía como la sangre en su interior se encontraba hirviendo, era un tipo de excitación distinto al que le propinaba una buena pelea. Sus orejas, mejillas, e inclusive su nariz expresaban un tono carmesí intenso, que demostraba cuan ansioso estaba por este momento. Por otro lado, Noelle se encontraba igual o incluso peor que él. Su mente había sido nublada por la nube del placer, estaba sumisa ante las caricias y besos que le entregaba el peliceniza.

En este punto... Nada podría detenerlos...

La tercera persona que se encontraba en la escena, estaba inmovilizado en la cama. Siendo su mano sostenida por la mujer frente a sus ojos, sin poder moverse, o hablar, pareciera que se encontrara en un estado vegetal. Su mente en este momento, solo le permitía meditar.

- Esta es la realidad. Asta ama a Noelle, y ella lo ama a él. No entiendo porque me sorprendo, era algo que ya sabía. Supongo que, aunque ya lo sabía, mi necio y estúpido corazón no quería aceptarlo. Bueno, con esto ¿Lo entendiste por fin?

Una vez ya saciados de besos y caricias, Asta tomo la iniciativa y empezó a intentar quitar el vestido de Noelle. Ella, ayudaba para hacerlo más rápido. Ambos parecían desesperados por hacerlo, Pero de repente, Asta detuvo sus acciones.

- ¿Asta? - Noelle pregunto confundida. Puso sus manos en el pecho del peliceniza y con una pequeña fuerza estiro las manos, separando el cuerpo de ambos - ¿Qué ocurre?

- esto es... - Asta sostenía una especia de hoja entre sus manos. Mas específicos, era una fotografía, una fotografía en la que aparecían ella y él bebiendo una malteada mientras tenían en sus rostros una gran sonrisa. -

- Ah, esa foto - Una sonrisa triste se esbozó en el rostro de Noelle - Fue en la cita, un fotógrafo que estaba en ese restaurante se ofreció a tomárnosla. La iba a enmarcar y a guardarla como un tesoro precioso, pero... ese no eres tu... - Los sentimientos de Noelle regresaron. La tristeza, el dolor, y la decepción, nuevamente se apoderaron de ella

- creo... que debería irme - Asta dijo con una expresión vacía en sus ojos

- creo que sí...

Asta tomo la foto, y la guardo en uno de sus bolsillos. La conservaría al igual que una cicatriz para recordar aquel dolor que le hizo sentir a su amada. Y el día en el que le devuelva esa sonrisa que muestra en la foto, ese día podrá curarse de esa herida.

- ¡Asta! - Llamo Noelle antes de que el peliceniza desapareciera de su vista

- ¿Sí? - Pregunto sin animo

- E-Estaré - Noelle giro el rostro para ocultar su vergüenza - Estaré esperando la cita que prepararas

Los ojos de Asta se llenaron de esperanza e ilusión. Pues las palabras de la albina indicaban que le iba a dar la oportunidad de remediar las cosas entre ellos. Eso era todo lo que necesitaba, solo esa oportunidad.

- ¡Si! ¡lo prome-, no, no más promesas. Ese día, vendré por ti, y te llevare al paraíso, lo prometo. ¡Ah! Digo, ¡lo hare!, ¡Espérame! - Asta salió corriendo para intentar alcanzar a Finral y Mimosa, ya que él les había dicho que lo esperen a las afueras del castillo.

Amor Mágico De TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora