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El idiota de Manjiro ha estado intentando hablarme durante los últimos tres días, él no es diferente a los demás, queriendo aprovecharse de Takemichi ¿qué le sucede? Estoy tan cansada de estos sujetos ¿por qué no pueden dejar descansar a mi niño? Que fastidio. Cierro la puertita de mi casillero y pego un grito al cielo al verlo al lado de esta ¡que escurridizo!.
—¿Donde está Takemichi?
—¡Ya dejalo en paz! Estoy harta de que todo el mundo venga y me pregunten sobre Takemichi. - golpeó el casillero y estoy segura de haber dejado una abolladura en la puerta pero no me interesa, guardo los libros en mi mochila y camino a mi salón pero soy seguida por el molesto rubio.
De nuevo.
—Estoy enamorado de Takemichi, no lo he visto estos días y me preocupa ¿por qué no me quieres decir donde está?.
Mi corazón da un vuelco al escuchar sus palabras ¿enamorado?.
—Eres un estúpido.
Lo dejo con las palabras en la boca pero me retiene del brazo y puedo ver en su mirada que se ha cabreado.
—No es amor buscar a una persona solo para tener sexo, no me vengas con mentira, conozco a los de tu calaña y no voy a dejar que sigan lastimando a Michi.
El más alto me toma de los hombros y con una voz que logro identificar como sincera me expone sus más profundos sentimientos y pensamientos, su mirada me dejó en claro que era sincero.
—Amo a Takemichi, lo amo tanto que duele. Por favor dime donde está.
—Es que... No sé.
Y terminé derrumandome en los brazos de aquél tipo que hasta hace poco consideraba fastidioso.
—¿Qué?
—Takemichi desapareció hace tres días, él no es de los que huye, tengo miedo de que algo malo le haya pasado - le miré con los ojos acuosos - Manjiro, ayúdame a encontrarlo, por favor.
Esto lo cambiaba todo.
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