Capítulo veinte

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Otoya corrió desesperadamente hacia afuera. Golpeó la puerta con su brazo y salió al patio, donde todos miraban aterrados hacia la azotea. Detrás de él aparecieron Haruka, Syo, Cecil, Ren y Natsuki. Los sempais, los profesores y Masato miraban hacia arriba. Otoya siguió las miradas y vio la silueta de Tokiya, alzando un brazo.

Tenía un cuchillo en la mano.

-¡Saotome! -Tokiya miraba intensamente a una de las personas presentes allí.

Todos se giraron a la vez y descubrieron que detrás estaba el presidente Saotome, con los labios apretados, mirando a Tokiya. Otoya nunca había visto una expresión tan seria en él.

-¡Lo haré! ¡Nadie puede impedirlo! -continuó Tokiya.

-¿Pero qué ha ocurrido? -exclamó Syo.

-Ichinose ha dicho que se va a suicidar -contestó Masato muy serio, sin apartar los ojos de Tokiya.

Otoya sentía su corazón latir con fuerza. Sus manos temblaban más que nunca, sus ojos estaban desorbitados y su rostro muy, muy pálido.

-Tokiya... -intentó pronunciar.

De repente se dio cuenta de que llovía. No había atendido a ese dato, pero le daba igual, Tokiya estaba a punto de quitarse la vida.

-¡Tenemos que hacer algo! -exclamó Haruka.

Los ojos de Tokiya se movieron por todas las personas. Seguramente todos estarían aterrorizados, preguntándose por qué pasaba todo esto de repente. Nadie sabía nada de él, ni siquiera Otoya.

Otoya...

De repente lo vio allí abajo. Sintió un vuelco al corazón al ver su expresión. Parecía que no había comido en días. Su cuerpo entero temblaba y no parecía poder moverse. Sus ojos no se apartaban de él.

Tokiya le sonrió levemente. Este es el fin Otoya, espero que seas feliz de ahora en adelante.

De repente vio cómo Otoya salía corriendo rápidamente. Tokiya lo siguió con los ojos. ¿No podía presenciar esa escena? Era normal, nadie querría hacerlo, pero allí estaban, abajo, mirándole.

-¡Otoya! ¿A dónde vas? -exclamó Haruka.

-¡Tengo que entrar!

-¡No servirá de nada! ¡Ha cerrado por dentro!

Pero Otoya ignoró sus palabras y entró en el edificio.

Subió lo más rápido que había subido en su vida las escaleras de la agencia. Se tropezó varias veces, pero volvió a correr y a correr. Se metió por el pasillo con el corazón completamente acelerado.

-¡NO PIENSO PERDERTE TOKIYA! -gritó al aire con lágrimas en los ojos.

Abrió una puerta y subió las escaleras que llevaban hasta la azotea. Cuando se topó con la puerta que iba a sacarlo allí fuera no pudo pasar, estaba cerrada.

-¡TOKIYA! ¡ABRE! -exclamó con un grito desgarrado, sus lágrimas corriendo por sus mejillas y golpeando la puerta con sus puños.

Tokiya escuchó los golpes de la puerta y los gritos de la voz de Otoya. Apretó los labios. Precisamente quería haber evitado eso.

Caminó hasta la puerta y apoyó la mano en ella.

-Lo siento Otoya, no puedo dejarte entrar.

-¡¡Por favor Tokiya!! ¿¡Por qué haces esto!? -dijo Otoya entre sollozos-. ¡Ábreme por favor...! -dijo dando golpes más débiles a la puerta.

Idol's Love: First melodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora