Epílogo

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Ah... llegando solamente a ti.

El sonido de este viento... el corazón lo siente.

No llores más, estás bien así como eres.

¡Mira al cielo! Ah... mi dulce amor.

Azul... esa resplandeciente lágrima que poco a poco se desliza por tu mejilla.

Levántate... ¿La conoces? Esa luz del mañana.

Verdad... Probablemente no te conoces muy bien a ti mismo.

Esas lágrimas seguramente se convertirán en el arcoíris que te guiará.

Si sientes frío en tu largo camino,

Ah... Te daré calidez con mi canción.

Todas tus oraciones puede que no se conviertan en estrellas,

Pero si crees en tus sueños,

Serán miles de joyas de las más brillantes resplandeciendo en el cielo nocturno.

Piensa... ¿Lo recuerdas? La puesta de sol en tu camino a casa

Sí... ¡Lo disfrutamos! El mapa del futuro se extiende ampliamente.

Sueña... ¿Desde cuándo? Mi pecho se ha ido endureciendo,

Brillando en mi corazón, el encanto de los cuentos de los adultos.

Incluso las cosas que no puedes hacer por tu cuenta,

Ah ... ¡quiero superarlos contigo!

Sí, puede convertirse en tu sonrisa, le diría mentiras incluso a Dios.

Porque me gustas hasta el punto de amar.

¡Quiero ir contigo! A esa "historia sin nombre," ¡volemos hacia el cielo!

No llores más, sólo sé cómo eres.

Quiero que me dejes protegerte.

Si nosotros tenemos un sueño en el que ambos creemos,

Sin duda, incluso más que el sol de ese día,

De gran belleza siete colores brillarán en el mundo.


Estaba comenzando a anochecer. El brillante sol que hacía unas horas había salido por fin de entre las nubes comenzaba a bajar por el horizonte. Otoya y Tokiya paseaban cogidos de la mano por los jardines que rodeaban la Agencia Saotome. Salieron a un campo muy verde desde el que se podía ver el atardecer.

Estaban sentados contemplándolo, Otoya entre las piernas de Tokiya, apoyado en su pecho, mientras éste acariciaba su cabello rojizo. Los rostros de ambos estaban iluminados por la luz anaranjada del precioso sol, mientras una pequeña brisa sacudía el cabello de los dos.

-De verdad pensé que ibas a morir... -dijo Otoya entristecido.

-Siento haberte hecho todo esto de verdad -contestó Tokiya.

-¡Deja de repetir eso de una vez! Sé perfectamente que no lo hacías intencionadamente, no querías en absoluto. Y el hecho de que intentaste quitarte la vida por todo lo que habías hecho lo dice todo... -Otoya miró entristecido el sol rojo.

-Lo sé... -murmuró Tokiya.

-Pero ahora estamos juntos, sin que nada ni nadie nos lo impida -dijo Otoya sonriendo.

Idol's Love: First melodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora