Capítulo doce

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Los ojos de Tokiya se agrandaron. ¿Que qué pasaría si todos se enterasen de la relación que tenían? La verdad es que nunca había pensado en ello.

-Bueno..., no creo que pase nada.

Otoya levantó la cabeza de golpe, mirándole con fiereza.

-¿Que no pasaría nada? Tokiya, esta no es una relación normal, ¡somos hombres! La sociedad no acepta este tipo de cosas, ¿cómo reaccionarían nuestros amigos? Ya has visto la cara que puso Nanami-san al vernos, ¡estaba aterrada!

Tokiya supo de inmediato que tenía razón.

-E-Es verdad, perdona por ser tan estúpido... -Los dos se quedaron un tiempo en silencio, preocupados, mirando el suelo-. Otoya..., ¿qué hacemos con Nanami-san?

Sacudió la cabeza.

-No lo sé...

Volvieron a guardar ese extraño silencio.

-Creo que de momento deberíamos dormir, mañana tenemos trabajo; bueno al menos yo -dijo Otoya riendo de manera triste.

Tokiya alzó la mirada con los labios apretados

-Cierto -contestó sin pensar.

Otoya se levantó, pero antes de alejarse para ir a su cama Tokiya lo agarró de la muñeca.

-¿No me vas a dar un beso?

Cuando Otoya se giró pudo ver la pequeña sonrisa que tenía en su rostro, algo que hizo olvidar por unos momentos aquel problema.

-Claro -le contestó con esa pequeña sonrisa.

Otoya se agachó y besó con dulzura los labios de Tokiya, él cogiendo su rostro con una mano.

-Descansa, precioso -dijo Tokiya cuando se separó.

-Tú también -contestó él sin dejar de sonreír.

Y así los dos durmieron.

Pasaron las semanas hasta que Tokiya estuvo recuperado del todo, pero ninguno de los dos se atrevió a decirle una sola palabra a Haruka, ni ella tampoco sacó el tema. Otoya sabía perfectamente que algún día tendrían que hablar, aclarar las cosas, pero era un tema muy delicado.

Fue entonces cuando el presidente Saotome lo llamó a su despacho.

Nervioso, caminó por el pasillo hacia la sala. Movía las manos sudorosas pensando en el porqué de su cita. Se preguntaba si había hecho algo mal, ¿quizás ya no lo necesitaban? ¿Quizás lo iba a echar? Sacudió la cabeza pensando que eso era imposible. Llegó hasta la gran puerta de madera y llamó.

-Puedes pasar -dijo Saotome al otro lado con su peculiar forma de hablar, deslizando las palabras y marcando la última letra.

Otoya asomó un poco la cabeza y sonrió nervioso. Abrió la puerta y la cerró tras de sí.

-¿Me ha llamado, presidente? -preguntó formal.

-Tengo una noticia para ti -dijo el presidente sonriendo, sus ojos rojos a través de sus oscuras gafas clavados en Otoya.

-¿Una noticia?

-Sí, pero vas a tener que esperar a los señores Aijima, Kurusu y Hijirikawa.

Otoya ladeó la cabeza sin entender. Fue entonces cuando la puerta se abrió, mostrando el pelo azul de Masato.

-¡Masa-kun! -exclamó Otoya.

Masato miró a Otoya y luego al presidente Saotome. Cerró la puerta, pero en cuanto lo hizo se abrió de golpe dejando aparecer unos fatigados Cecil y Syo.

Idol's Love: First melodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora