𝐏 𝐑 𝐎 𝐋 𝐎 𝐆 𝐎

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-¡Atrapenla!.-

Alzó la voz el caballero desenvainando su espada, apuntando hacia la joven enmascarada. Tres miembros de la guardia se dispusieron a seguir órdenes y aceleraron el paso detrás de la chica con antifaz, la persiguieron por el tercer piso del palacio intentando detenerla, pero entre más creían que se acercaban a la silueta de la fugitiva, más desdibujada se observaba en la oscuridad del salón. La ensombrerada jugaba con ellos como si fueran su bola de estambre favorita, pasando entre las columnas del salón confundiendo aún más la vista de los guardias . entre leves risas la joven detuvo su andar estando a espaldas del balcón principal, saltó al barandal de concreto y dio media vuelta mostrándose frente a los caballeros. estos desenvainaron sus hojas apuntando hacia ella con rapidez.

-!Es suficiente¡ bajo el nombre de su majestad, queda detenida por irrumpir y quebrantar las leyes de las tierras de Mobius.- El guardia mantenía la mirada fija en su objetivo y con mayor fuerza prenso el mango de su tizona.

-Saben, las noches son perfectas para culminar los deseos y las pasiones, más en los corazones que son fuertes, salvajes y brillantes.- Comentó la joven retirándose su sombrero de gamuza, este conservaba una pluma blanca, tan clara como la luna. les observó de manera retadora dando una educada reverencia antes sus ¨presuntos¨ captores y volvió a colocarse su sombrero.

-au revoir, caballeros..que la luz sea su guía- Extendió sus brazos dejando a relucir un mineral precioso que portaba en el pecho de su camisa blanca, era el broche que mantenía unida su capa oscura a ella. Frente a los guardias, la joven había balanceado su cuerpo hacia atrás, cayendo libremente desde el barandal del balcón. Los caballeros quedaron pasmados unos segundos, pero uno de ellos se acercó deprisa a la orilla buscándola con la vista, le fue irritante no saber a donde había partido esa chica.

-¡No!- Hizo puños sus palmas y los golpeó fuertemente contra el barandal de concreto, presiono su dentadura con molestia. Cómo fue posible que esa joven se desvaneciera de su vista como polvo.

- ¡Sargento, a sus ordenes!- Hablaron los dos guardias que salieron de su pequeño trance, esperando las siguientes órdenes de su autoridad.

-Búsquenla en el palacio, no pudo haber ido muy lejos, notificare a su majestad de la situación.- Mencionó el guardia uniformado sin apartar la vista del balcón.

-Si señor, ¡andando! -Ambos caballeros abandonaron el balcón a paso veloz, dirigiéndose al final del pasillo, anunciando al resto de los miembros de la guardia la emergencia.

-¡La dama está presente!¡La dama está presente! busquen por los alrededores del palacio, por los pisos, la entrada principal, establos, jardines, ¡TODO!- Anunció en voz alta el caballero provocando el alerta en el resto y estos accionaron su plan rápidamente.

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Escuchando lejanamente el sonido de los pasos rápidos de la armada real llegando a la entrada principal, la joven corría en los jardines del palacio. aceleraba cada vez más la eriza su paso entre las paredes de hojas verdes del jardín, se había aprendido de memoria las pasaderas de ese sitio como la palma de su mano, hallando su salida garantizada del jardín. Era una puerta desgastada de madera que se ubicaba en uno de los muros exteriores del palacio y este conectaba con un camino libre hacia el bosque, eso le permitía no ser vista por los guardias. 

-!Alto ahí¡

La ensombrerada frenó su paso sosteniendo el aldaba de la puerta, reconoció esa voz masculina que venía desde la pasadera del jardín. la rosada presiono ligeramente el aldaba y dirigió su mirar al vergel. Un guardia le había dirigido la palabra, pero tras enfocar la vista en ese joven erizo, se percató de la insignia azul que portaba en su antebrazo del uniforme de tono gris siberia. En ese emblema se encontraba el fino bordado del palacio de mobius, un león postrado en lo más alto de su roca.

-Por favor, no huya más...podemos forjar una alianza- Mencionó firme el azulado, mirando detenidamente a la joven de antifaz, hizo el intento de acercarse un paso pero la chica ya había abierto la puerta tirando de la aldaba y se mantuvo unos segundos en el margen de esa salida.

-Su alteza, me temo que nuestros objetivos son...similares, pero mi espada solo se alzara para mi, por mis ideales, por mis principios...y por mi corazón.- Declaró ante el erizo con seguridad y se movió del margen de esa salida para cerrar la puerta detrás de ella, la atranco con una piedra en su esquinero, aproximándose al camino que estaba marcando en la tierra, perdiéndose de vista entre arbustos y árboles del bosque. El erizo tras hacer intentos en golpear fuertemente la puerta con su antebrazo tomando impulso, decidió usar su tizona, la desenvainó rápidamente rompiendo la cerradura, empujo la puerta para encontrarse con ningún rastro de la joven.

-..Quién es usted..Dama de Zircon..- Se cuestionó el azulado observando el camino que guiaba hacia el bosque para seguidamente envainar su tizona y elevar su mirar a la noche estrellada. Podía sentir en su pecho esa intensidad de la curiosidad, emoción y nervios, mezclados en uno solo, su rubor aumentaba cada vez que miraba esa capa a lo lejos que colgaba detrás de ella y ese precioso mineral que portaba en su pecho. Sentía como su corazón proclamaba por ella.

 -Deseo que nos encontremos nuevamente..mi preciado Zircon rosado.

''En tus ojos un misterio;

en tus labios un enigma.

Y yo fijo en tus miradas y extasiado en tus sonrisas''


𝐋𝐚 𝐃𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐙𝐢𝐫𝐜𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora