Capítulo VI: "Mariposa"

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Destino, es el camino más largo que puede recorrer un ser vivo hasta el último respiro. Puede contener obstáculos difíciles con panoramas sencillos, que sólo puedan definir lo que podría pasar en un solo día, pero el mayor rasgo significativo sobre el destino, es su enigmático origen. El sólo pensar en cómo los seres vivos se relacionan con su propio pasado y presente, hacían sentir a la eriza vacía, sin ninguna pista de lo que fue alguna vez. Sin embargo no temía a lo que desconocía de su vida y prefería dejar sus cuestionamientos sin respuesta. Pero aquella noche en los adentros más profundos del bosque, cuando la luna llena estuvo en el punto más despejado del cielo estrellado, la joven eriza por primera vez no quería sentirse en el desconocimiento y seguir sus corazonadas.

Tras estar de frente, en las puertas de la Villa, la rosácea acercó su palma con cuidado hacia el seguro que se hallaba en el aldaba, pero al momento de colocar su mano en la cadena sujeta con el candado, dudo. Esa sensación de impulso que presintió en ese momento le causó inquietud, una confusión que percibió de su propia mente sobre lo que podría ser aquello que escuchaba, porque debía de confiar en algo que sólo escuchaba resonar a lo lejos. El semblante de la chica denoto un inmediato cansancio y soltó la cadena con brusquedad.

-Que pasa conmigo.. los cuentos no existen.-Menciono la eriza tallando ligeramente sus ojos y estiró sus brazos, escuchando un leve tronido de su espalda baja.

-Y ni mucho menos una cura para esto. - Se dijo mientras daba media vuelta hacia las escaleras, acariciando un poco su espalda baja.

Caminando por los escalones la joven llego al segundo piso, se aproximo a su alcoba cerrando la puerta detrás suyo y con desgaste dejo caer su cuerpo en su lecho intentando concebir el sueño, pero esa sensación extraña en su pecho no desaparecía, su curiosidad le era traicionera cuando menos lo deseaba. Miro al techo enmaderado dando un ligero suspiro mientras tallaba sus ojos. En verdad ese presentimiento era una jugarreta de agotamiento o realmente lo que sentía en ese momento era real. Cuando dejo de tallar sus ojos, los cerro por completo en un intento de relajar su vista, pero cuando abrió poco a poco sus ojos miro a una mariposa frente a ella, su mirada mostró una gran sorpresa que la llevo a saltar de su cama, pero aquella alada le seguía. La eriza confundida miraba a la mariposa desde una de las esquinas de su habitación, observando como esta se le acercaba hasta dar a parar en la punta de su nariz. Sus alas eran peculiares, un azul muy llamativo con puntos blancos que brillaban ligeramente en la oscuridad. Intentando relajarse, la eriza se sentó en el suelo sin dejar de notar ese brillo tan distintivo en la mariposa, le era tan bella, el color y su destellar llamaban su atención. Intento mover su mano de su costado con cuidado, acercando su indice a la mariposa lentamente, pero esta emprendió vuelo al margen de la ventana abierta y la chica rosácea le siguió, sin embargo la alada salio del ventanal volando hacia las plantas cercanas del granero. La eriza desde su sitio notaba como la mariposa se paseaba por el lugar mientras la admiraba con dulzura, pero cuando todo se notaba tranquilo, la rosácea noto como aquellas plantas del granero comenzaron a moverse por una brisa de viento que paso cercanamente del herbario, pero en realidad cuando miro con atención, esa brisa llegó hasta su ventanal, escuchando nuevamente aquellos susurros que llamaban a su nombre, un cosquilleo recorrió todo su cuerpo, no entendía el porque esa voz pedía su llegada, sin embargo comprendió que no era su imaginación.

-Solo por esta noche y solo por ti.-Menciono la joven con un poco de confianza señalando a la mariposa que aun se paseaba por las flores del granero.

Esta saco sus zapatos de cordón debajo de la cama y con prisa se los coloco, llevando consigo una manta que la cubría del frió. Hizo nudos con sus sabanas, volviéndolas una cuerda para bajar con cuidado de su alcoba, trato de no causar mucho ruido debido a que no estaba permitido salir de la villa en altas horas de la noche por el establecido toque de queda en el pueblo, a pesar de que su hogar estaba alejado del mismo. Una vez estando fuera de la villa, la joven se aproximo al barril esquinado fuera del granero para tomar su tizona e ir con mas seguridad, aunque desconocía completamente a donde debia ir, no sabia de que manera guiarse hasta que aquella mariposa dio vuelo hacia las afueras del granero en el campo abierto donde hacían las cosechas.

𝐋𝐚 𝐃𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐙𝐢𝐫𝐜𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora