Capítulo I : ''Las puertas de la mesa redonda''

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Hace mucho tiempo, en las tierras de Mobius existía una gran prosperidad en la monarquía que representaban el orden y la paz entre los poblados, forjando así una armonía inalterable con los reinos colindantes, ubicados a sus epicentros al sur, este y noreste. Al final de cada última luna , se planificaba una congregación en las fronteras del territorio de Mobius, conmemorando su pacto entre soberanos, jurando actuar bajo el bien de su propia capital. Pasaron los siglos y las generaciones de cada reino, crecían con el mayor asaz de atención, educación e formación, amados y respetados por sus pueblos que parecía una total utopía en sus territorios, que conservaban abundancia en prados, inundados de bellas flores, bosques llenos de árboles que alcanzaban su copa hasta las nubes y lagos tan nítidos que podían reflejar los iris de cualquier individuo. Pero en medio de la dicha, aparecieron fuerzas que se desconocían en lo más recóndito de los bosques en las lejanías de los reinos y era la magia en su pura esencia, naciendo como semillas recién partidas. Esta se manifestó en los reinos como el aire siendo sorprendidos por las maravillas que era capaz de cumplir, llevando sus más grandes ilusiones y fantasías hasta los cielos infinitos. Esa nueva energía poco a poco formó parte de la vida diaria de los aldeanos, permitiéndoles hacer asombrosos cambios en los reinos, pero esa misma brecha de extraordinarios eventos terminó. 

La magia representaba una fuerza desconocida en todos sus rasgos, su particularidad era inminente y se podían realizar grandes hazañas con la misma, pero hubo un monarca que decidió desafiar la supremacía de esta, manipulando cada aspecto de ella en base a sus mayores pretensiones. Estaba tan cautivado por la propia vitalidad inagotable del ocultismo que sentía como se ahogaba con complacencia en sus deseos que poco a poco se teñían de oscuridad que se adueñaron de su corazón, hasta cegarse de avaricia y soberbia. El monarca determinado a cumplir sus ilusiones, convocó al resto de los soberanos de cada reino vecino, desafiando con mano dura a sus reyes por medio de amenazas y advertencias, anunciando sus nuevos objetivos como futuro soberano de las tierras que pronto tomaría. Sus majestades reaccionaron con aversión hacia el monarca de las tierras del sur que se auto proclamaba ser el futuro gobernante del todo. La malviviente voluntad del monarca se hizo presente en ese salon, rompiendo cada precepto entre los territorios, iniciando así una de las largas contiendas que jamás se haya visto en los reinados, cada gota de sangre perdida en el campo era un paso más cercano a perecer bajo escombros de la guerra. El reinado del sur abatía con la fuerza de la nigromancia haciendo frente a la dificultad que se le presentaba en cada una de sus batallas, los reyes de los territorios norte, este y oeste se encontraban en los peores panoramas que nunca llegaron a imaginar, desconocían por completo las fuerzas de la hechicería en esa faceta, como algo tan precioso podría tomar formas tan aberrantes para el ojo consciente. Entonces los reyes optaron por usar esa misma fuerza por un bien mayor, añoraban encontrar la luz en su camino. Entre miles de estudios y búsquedas realizadas, el rey del norte convocó en medio de uno de sus jardines del palacio, a una de las deidades que se manifestaba en las noches estrelladas y dormía cuando los primeros rayos de sol se hacían presentes en el cielo, la divinidad de la luna. Su fuerza era comparada con las magnas olas del océano, tan cálida como el abrazo de una madre y tan bella como las rosas blancas de un jardín. El monarca del norte se arrodilló ante la deidad, rogando por ser auxiliado en los tiempos tan oscuros en los que vivían los reinos.

''Tus deseos, serán mis deseos.

mi luz te daré y el destello blanco será tu guía en la oscuridad más densa.

pero a cambio me entregaras una noche, donde se recite mi nombre en las alturas más cercanas a las estrellas y encenderás una vela, con el tallado de de una rosa.''

𝐋𝐚 𝐃𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐙𝐢𝐫𝐜𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora