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Harrington suspiró profundamente. Toda la mañana el pelilargo lo estuvo ignorando. Trató de hablarle en la hora del almuerzo, en la cafetería, hasta lo buscó en su clase y el baño, pero no apareció. Lo había visto llegar, pero como un resplandor desapareció sin dejar rastro.

De cierto modo, algo más casual y no de forma desesperada, quería disculparse. Lo juzgó y trato mal sin saber nada del chico. Aunque tampoco era por cuenta propia, estaba siendo obligado por el pequeño e irritante de Henderson quien lo regañó y amenazó que si no se disculpaba con Eddie, él mismo se haría cargo de hablar con la linda de Abril -su siguiente ligue-, y todas las demás chicas del instituto y dejarlo como el asco.

Igualmente estaba muerto, ya era la última clase del día y su misión no había resultado bien. Así que sin frutos volvió a su auto y lo prendió no sin antes golpear su frente con el manubrio de este. Mordía su labio inquieto cuando oyó risas que provenían de detrás del estacionamiento del secundario. Se giró en busca de los culpables y su boca se abrió al ver salir del bosque a Chrissy, la porrista, y al friki de Munson.

—¿Pero qué caraj-…? —no llegó a formular cuando los vió subirse al vehículo del chico e irse rápido del lugar—

Steve siguió la camioneta con la mirada y cuando los perdió se recostó en el asiento en silencio.

Se quedó no sabe cuántos minutos hasta que se asustó soltando un grito al sentir la puerta ser abierta bruscamente y ver entrar a la rubia de su amiga.

—Tranquila mujer que la puerta es giratoria. —dijo sarcástico cuando esta la cerró fuertemente—

—Ya vámonos ¿quieres? —Robin tiró su mochila a los asientos traseros— ¿Qué pasó? —preguntó al ver como su amigo estaba con la vista perdida y seguramente no la había oído— Steve… —tocó su mano y este la miró raro logrando ponerla nerviosa—

—No, no… Nada. —dijo soltando una risa forzosa y prendió el auto— Bueno… —soltó rápido mirando a la rubia quien lo observaba atenta— Creo… bueno, no creo, en realidad sí los ví, pero la cuestion es que… que acabo de ver a Chrissy y Eddie salir del bosque. —dijo rápido quedándose ambos  callados—

—¿¡Pero qué caraj-…!?

El fin de semana había llegado, era viernes, el cumpleaños de Will. El chico estaba yendo de un lado a otro, decorando y poniendo las cosas arriba de la mesa y acomodando lo desordenado y limpiando lo que veía sucio.

Su madre quien estaba colocando el "¡Feliz Cumpleaños!" en la pared lo miró de reojo y río a carcajadas al ver lo nervioso que estaba su hijo.

—¿Podrías moverte y hacer algo, Jonathan? —el de corte raro colocó sus manos en su cintura y luego cruzó los brazos mirando mal a su hermano— Y deja de comer... —suspiró y le sacó de las manos el paquete de papitas—

—Ya, ya… —dijo riendo el pálido y se sacudió las manos— empezaré a inflar los globos. —despeinó al menor y se sentó en el sofá con los globos de colores—

—Bien, ¿Esta derecho ahí? —preguntó la mujer mirando a sus hijos—

—Sí mamá, perfecto.

—Está horrible. —se oyó con una risa de repente asustando a la familia—

—¡Murray! —Joyce se bajó de la silla y lo saludó como también al hombre detrás de él— ¡Alexei! ¿Cómo estás? —preguntó la morocha haciendo también algo de mímica para el ruso quien dió una tierna sonrisa y asintió mostrando su pulgar—

Steve Harrington x Eddie Munson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora