♢♦ °𝕀𝕟𝕞𝕒𝕣𝕔𝕖𝕤𝕚𝕓𝕝𝕖 °♢♦

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Se levantó con pereza, caminó arrastrando sus pies hasta llegar a la cocina y servirse un vaso de agua.

El departamento era enorme, pero se sentía vacío, la chica soltó una risa amarga, le recordaba a su antiguo "hogar"

Cierto, su hogar

Sus ojos comenzaron a cristalizarse, lágrimas bajaban por su rostro nuevamente, acompañadas de un dolor en su pecho mientras ingería el vital líquido, el sonido del vaso volviéndose trizas contra el suelo fue lo único que resonó en el lugar.

Posó su vista en los trozos de vidrio, se asemejaban a su corazón.

Fue hasta el sofá y se dejó caer, observó la ventana encontrándose con el cielo nocturno, tan oscuro y afligido como su ánimo desde que llegó.

Yuzuha siempre anheló un hogar, a pesar de que el paso de los años se encargaron de bajar sus esperanzas, en el fondo de su corazón conservó ese deseo.

Las obligaciones de la vida la distrajeron de su anhelo, y en el momento menos esperado lo conoció.

Aquel encuentro en esa pequeña tienda, algo tan rutinario que terminó convirtiéndose en el momento clave en su vida.

Un simple saludo, un gesto amable hacia un chico con cicatriz fue el detonante de todo, el destino se aseguró que ese no fuese su único encuentro y con el pasar de los días aquello se fue profundizando

Todo fue tan natural, una forma tan sutil y envolvente, aquel chico de uniforme rojo se había convertido en su hogar, su lugar seguro y acogedor.

Un puñetazo contra el sillón interrumpió sus recuerdos, la chica mordió su labio inferior para luego ahogar un grito en la almohada.

Estaba tan feliz, Kakucho era el único que podía levantarle el ánimo en sus días oscuros, cuando por fin pudo encontrar a alguien en quién apoyarse su padre tuvo que arruinarlo todo.

"Prepara tus cosas, nos vamos a Estados Unidos"

Esa frase la destrozó, muchas fueron las súplicas por dejarla en Japón, había perdido la cuenta de las veces que le rogó a su padre dejarla viviendo sola, pero éste se negó.

Recordó cuando se lo contó a Hitto, éste la miró sorprendido, para después limpiar sus lágrimas con la yema de sus dedos.

Estarás mejor allá...

La pelirroja no quería dejarlo, sabía de su situación y no quería dejarlo solo, él la había ayudado mucho y ahora quería devolverle el favor.

No desperdicies esta oportunidad, ve y disfruta tu vida, de seguro conocerás a alguien mejor que yo

—Imposible —Habló a la nada, la desdicha reinaba en el lugar, atormentando a la joven con los dulces recuerdos de un amor que no pudo florecer.



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—Las estrellas se ven tristes

—¿Qué? —Mochi alzó su vista al cielo, luego miró confundido a Kakucho —¿Hombre te sientes bien?

El otro no respondió, hacía una semana que Yuzuha se había ido, sabía que no sería fácil pero le estaba costando más de lo que imaginó.

—No te quedes aquí mucho tiempo —Volvió a decir el otro —,recuerda que hoy tenemos una pelea —Le dio una palmada en el hombro y se fue.

Kakucho se quedó solo, con un vacío en su pecho, como una mala jugada del destino, aquella noticia le cayó como agua fría, en la misma noche que confesaría sus sentimientos.

Una sonrisa triste adornó su rostro. ¿En qué pensaba? No debería ser tan egoísta, ella tiene derecho a hacer su vida en otro lado.

Una lágrima bajaba por su rostro, ella seguiría adelante mientras él sería absorbido por las peleas y la mala vida; el bajo mundo y las luchas callejeras eran parte de él, no tenía más opción que aceptarlo.

Ambos debían seguir con lo suyo, llevando a cuestas los hermosos recuerdos de los días que pasaron juntos, aquellos momentos inmarcesibles que dieron color a su monótona vida



Inmarcesible: Que no se puede marchitar.

𝚁𝚎𝚝𝚘 ≽ 𝙺𝚊𝚔𝚞𝚌𝚑𝚘𝚡𝚈𝚞𝚣𝚞𝚑𝚊 ≼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora