Capítulo 3

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Me gusta lo que me hace sentir.

Esa pequeña revelación hizo que su corazón palpitara un poco más rápido, Mitsuri a su lado se dio cuenta del sobresalto que tuvo, espero pacientemente a que hablara, pero sólo sobre su cadáver reconocería que le gustaba cómo un demonio lo hacía sentir.

- ¿Él es guapo? -preguntó ella de forma tímida.

Kyojuro pensó en ello, a lo largo de su vida como cazador había visto todo tipo de demonios, la mayoría tenían un aspecto grotesco, eran monstruos desagradables a la vista. En cambio, Akaza no tenía un físico desagradable, todo lo contrario, tenía un rostro y cuerpo muy atractivos, no iba a negar la realidad.

No sabía si debía admitirle eso a su amiga…

- Sí, supongo que sí es guapo. -finalmente concedió.

La chica chilló eufórica.

- Tienes suerte, un hombre guapo y romántico está interesado en ti, cualquier chica moriría por estar en tu lugar. -comentó sonrojada.

- Como ya te había dicho, él es malo, no puedo estar con él, cuestión de principios. -dijo como si realmente hubiera considerado estar con Akaza, posiblemente en lo más profundo de su mente lo estaba considerando.

- Creo que deberías hablar con él directamente, en ocasiones las personas son malas porque no tuvieron opción, entiendo que este hombre es un criminal, deberías pensar más allá de ese hecho, probablemente no ha tenido una vida fácil, tal vez si alguien le hubiera ofrecido ayuda no hubiera acabado así. -puntualizó Mitsuri.

Kyojuro simplemente exhaló al escuchar aquel discurso, le apenaba que una persona tan noble como ella le estuviera dedicando tan bellos pensamientos a nada más y nada menos que la Luna Superior 3, uno de los demonios más letales de Kibutsuji,

Un demonio como ese no merecía tal bondad.

- Quizá deba hablar con él. -dijo, aunque no muy convencido.

Mitsuri sonrió complacida.

Se despidieron efusivamente y cada uno tomó su rumbo, el regreso a casa fue tranquilo.

Senjuro lo recibió feliz, tenía la cena lista e incluso le preparó un postre, Kyojuro sonrió agradecido a su hermanito.

El anochecer transcurrió con calma, antes de acostarse se cepilló el cabello y mientras lo hacía pensó en Akaza, suavemente enterró los dedos entre las hebras de su cabello intentando emular cómo sería que el demonio lo acariciara, ese pensamiento hizo que se le calentara el rostro y alejara las manos de su cabeza, dejó el peine a un lado.

Esa noche él no lo visitó.

Tampoco las noches siguientes.

Uno de esos días se le notificó de su primera misión desde el enfrentamiento contra la Luna Superior 3.

Era hora de retomar sus deberes.

La misión encomendada no era complicada pero no por ello de menor relevancia ya que de una noche a otra, en un distrito apartado, comenzaron a desaparecer personas casi a diario, en varias ocasiones hasta dos personas por noche, era sumamente alarmante.

Sospechaban de que se trataba de un demonio recién convertido porque su apetito era voraz y sin miramientos devoraba tanto hombres como mujeres y niños pequeños, el monstruo no tenía escrúpulos. Si era un demonio joven no tendría que ser tan fuerte por lo que consideraron que sería la misión ideal para que Kyojuro regresara al campo de batalla.

Con ánimo y energías renovadas no tardó en prepararse para el viaje, partiría en ese mismo momento.

Fue a encontrarse con su hermano para comentarle de la misión y eventualmente despedirse, el menor se aferró a él en un fuerte abrazo, las despedidas nunca eran fáciles entre ambos, Kyojuro le prometió con cariño que regresaría en cuanto fuera posible. De igual forma pasó a despedirse de su padre, aunque no mantuvieran una buena relación era su deber informarle de sus actividades en el cuerpo de cazadores y, posiblemente, ser lo suficientemente afortunado en recibir su apoyo moral.

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