–Beomgyu, ¿eres consciente de que venimos hasta aquí para recoger el teléfono que compraste y te olvidaste del único elemento que necesitabamos para ello? –dijo Soobin, observándolo desde la altura.
El castaño se lamentaba, hecho bolita, en las escaleras de la entrada de la sucursal. Se movía de atrás para adelante; cualquier persona que lo viera pensaría que se trataba de un lunático.
–¡Tenías UN trabajo! –remató Yeonjun, apuntándolo con el dedo.
Hueningkai había sido superado por la situación y se limitó a cruzarse de brazos, negando constantemente con la cabeza.
–Estaba concentrado en el hecho de ver a Yeonjun hyung y se me pasó por alto ese detalle –contestó, cabizbajo.
Yeonjun lo abrazó por los hombros y se restregó contra su mejilla, como si de un gato se tratase.
–Que lindo mi Beom~ Lindo e idiota. Los idiotas como tú son lindos.
El corazón del castaño se disparó y, temiendo que el mayor lo escuchara, se sacudió como un perro y se levantó de su lugar.
–Si hablamos de ser idiotas, tú me ganas por goleada, hyung.
–Bueno, en vez de lastimar los sentimientos de tu querido hyung, ¿qué tal si vamos a beber algo? Yo invito –propuso el de cabello rosado.
–Ah, Yeonjun hyung siempre es el más sensato. No como el tonto de Beomgyu –comentó Kai, encogiéndose de hombros.
Beomgyu se acercó amenazante al más pequeño. Soobin lo frenó, temeroso a que intentara matarlo.
–¡Tú, Hueningkai! ¡Te mataré!
–Beomgyu, espera, la gente nos mira raro –pidió Soobin.
Efectivamente, todos a su alrededor los juzgaban con la mirada. Yeonjun se echó a reír, tomando a todos por los hombros, formando un abrazo grupal.
–Me están haciendo pasar vergüenza, chicos de campo. Mejor vámonos.
De este modo, todos comenzaron a caminar siguiendo al mayor. Parecían mamá pato y sus patitos.
[...]
–¡¿Te arracaste un sticker?! –exclamo Yeonjun, sorprendido.
-Sí, bueno... –Soobin rascó detrás de su oreja, un poco avergonzado y triste al recordar ese momento– Ella me pidió que lo hiciera. Me dijo que, si bien es verdad que sufriría mucho al arrancarlo, no podía seguir enamorada de alguien que nunca la correspondería.
–¿Vale realmente la pena hacer eso?
–No lo sé, pero era lo que ella quería y no pude negarme –Bajó la cabeza y mostró una leve sonrisa– Ella era mi mejor amiga, pasabamos todo el tiempo juntos. Eramos Beomgyu, ella y yo contra el mundo. La extraño, pero comenzó a actuar raro luego de que se enteró...
–¿Se enteró de qué?
–No hace falta decirlo si no te sientes cómodo, Soobin –intervino Beomgyu.
–Oh, claro. Entiendo si no te sientes cómodo –lo aceptó Yeonjun, sonriendo.
Soobin lo observó detenidamente. Algo en el mayor hacía que se sintiera extremadamente cómodo y a gusto. Tomó bastante aire y cerró sus ojos.
–No, no te preocupes. Ella se enteró de que me gustan los hombres –confesó el de cabello azul.
Beomgyu y Huenkingkai lo miraron con los ojos bien abiertos. Soobin había tardado mucho tiempo en confesárselo tan abiertamente, pero con Yeonjun tardó menos de una tarde entera.
Por otro lado, Beomgyu se sentía un poco incómodo; desde que llegaron a la cafetería, Yeonjun se la pasaba hablando con Soobin, incluso, en parte, dejándolos de lado. Su corazón se apretaba en su pecho y en su garganta se estaba formando un gran nudo.
–Gracias por contármelo. Aprecio mucho tu valentía, sé que es algo difícil de confesar en una sociedad que no está del todo preparada –Yeonjun tomó las manos del de cabello azul, acariciandolas suavemente–. Te comprendo, a mi también me gustan los hombres, aunque, en mi caso, también las mujeres.
Beomgyu guardó silencio mientras veía la escena. Hueningkai lo notó, pero no dijo nada. Tan solo miró hacia otro lado, ignorando la extraña situación entre dos chicos que recién se conocían y los evidentes celos de un tercero que los observaba.
Así pasó la tarde, hasta que llegó la hora de irse.
ESTÁS LEYENDO
Stickers || Yeongyu
Любовные романыEn donde un sticker aparece en tu rostro por cada persona que está enamorada de ti. Yeonjun era muy popular y tenía muchos de ellos, pero, de la nada, uno más grande que los demás apareció. ─¡Beomgyu, deja de llorar por él! ─Usted no lo entiende, hy...