Yeonjun llegó a la sucursal, entró y lo recibió una linda jovencita rubia.
–Buenas tardes, ¿en qué lo puedo ayudar?
–¡Hola! Vengo a buscar un paquete. Aquí está el número de seguimiento –Entregó lo dicho con una sonrisa en el rostro–. No es mío, es de un amigo, pero me pidió que lo retirara. No sabes cuánto me insistió.
–Que buen amigo eres, yo lo pensaría dos veces antes de hacer cualquier cosa por los míos. Esos malditos –dijo entre risas, mientras tecleaba el número en la computadora.
Sin duda, Yeonjun tenía una increíble aura y hacía que todos a su alrededor se sintieran cómodos.
–Aquí está, llegó antes de lo previsto –comentó, con una sonrisa–. ¿Me darías el documento de identidad de tu amigo? Lo necesito para comprobar que realmente estás autorizado a retirarlo.
Yeonjun palideció. Beomgyu no le había mencionado nada acerca de ese detalle y, por lo tanto, no le había mandado ni una triste fotografía de su dni. Suspiró y tomó su celular.
–Espérame un momento –le dijo a la chica–. Se olvidó de darmelo, ahora le mandaré un mensaje.
Buscó a Beomgyu entre sus contactos y rápidamente le tecleó, sin llegar a mandarlo.
–No hace falta, Yeonjun hyung –dijo una voz detrás del joven de cabello rosa.
Se giró y notó que su amigo, que no veía hace mucho tiempo, estaba justo frente a él. Su corazón comenzó a palpitar fuertemente, no lo podía creer. Se aclaró la vista repetidas veces para tratar de descifrar si realmente se trataba de Beomgyu o era una mera ilusión.
–No soy un fantasma, hyung –dijo entre risas, un poco sonrojado–. ¿O es que acaso ya no me recuerdas?
–¡No seas tonto! –exclamó, para posteriormente lanzarse a los brazos de su vieja amistad.
–Oye, estamos en público, relájate -dijo el castaño, con una impenetrable sonrisa en el rostro.
–¡Mi Beomgyu! ¿Esta era la sorpresa, idiota? –Se alejó un poco de él para observarlo.
Su amigo no había cambiado demasiado, tan solo estaba más alto y tenía varios stickers en el rostro. Se enterneció ante la idea de que Beomgyu por fin fuera apreciado por muchas personas. Miró a su lado y dos caras conocidas se asomaron.
–¿Kai? –Deslizó sus brazos lejos de Beomgyu y se acercó al otro chico para abrazarlo de igual forma. Su corazón no aguantaba toda la emoción que estaba sintiendo–. No creciste para nada, mocoso.
–Tú menos, hyung tonto –Correspondió al abrazo. Viéndolo de cerca, pudo notar todos los stickers que decoraban su bello rostro–. Veo que eres popular, ¿eh? En eso puedo decir que también sigues igual.
–Pues sí, siempre he sido el más lindo del grupo –bromeó. Luego, su vista se dirigió al chico más alto que acompañaba a sus dos amigos–. Y tú debes ser Soobin, ¿no?
–Eh, sí, así me llamo –Sonrió e hizo una leve reverencia. Rascó detrás de sus orejas, un poco tímido–. Es un gusto conocerte al fin, Yeonjun-ssi.
–¿Al fin? Veo que te hablaron mucho de mí –dijo el de cabello rosa, correspondiendo a la reverencia–. El gusto es mío, la otra vez te vi en el instagram de Beom.
–Ah, sí. Es malvado, sabe que no me gustan las fotos.
Soobin miró al castaño y notó que se veía un tanto incómodo.
–Eh, lamento interrumpirlos, pero ¿qué hacemos con el paquete? –preguntó la chica, apenada.
–¡Ah! Ya te doy mi documento, espera –respondió Beomgyu, rebuscando en sus bolsillos.
Sacó su billetera y buscó allí también. Luego de varios segundos de espera, los demás lo miraron, temiéndose lo peor.
–Yo... me lo he olvidado.
Y sí, eso era lo que no querían oír.
Nota: ¡Muchas gracias por leer mi historia! Lamento mucho la demora, pero no me encontraba para nada con la escritura. Al fin pude escribir algo, así que espero que les guste. Me gustaría saber lo que piensan, cualquier mensajito significaría mucho para mí <3
Nuevamente, muchas gracias por todo el apoyo, nunca pensé llegar a crear algo que le pueda gustar a alguien mas.
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Stickers || Yeongyu
RomanceEn donde un sticker aparece en tu rostro por cada persona que está enamorada de ti. Yeonjun era muy popular y tenía muchos de ellos, pero, de la nada, uno más grande que los demás apareció. ─¡Beomgyu, deja de llorar por él! ─Usted no lo entiende, hy...