"La Isla De La Seducción" |Monkey D Luffy x Lectora| [1]

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Capitulo dos.

"No lo toques"

Luffy observó con impaciencia a la jóven. Ella había asegurado brindarle todos sus deseos en ese momento por lo que naturalmente esperaba que le diese la preciada carne que tanto había estado añorando durante esos eternos minutos.

La jóven sonrió divertida ante la inocente expresión que tenía el pelinegro, el cual le miró sin comprender la sonrisa que se dibujaba cada vez más en los labios de la joven.

— Pareces ser tan inocente...—musitó pausadamente mientras se tomaba la libertad de recorrer con uno de sus dedos el pecho de el pelinegro, al cuál un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo.

— Pero no lo eres..—susurró.

La muchacha detuvo su dedo en los labios del pelinegro, quién parpadeo confundido. ¿Cuando sería el momento en el que le diese lo que el quería? Su estómago pedía a gritos que lo alimentase pero aún así, pensó que tal vez, sólo tal vez tendría que esperar...

— Oye por que-

Repentinamente fue interrumpido por la castaña, quién terminó juntando sus labios con los de el pelinegro, el cual no sabía que hacer al respecto. La extraña sensación de su boca siendo invadida por la habilidosa lengua de la jóven, causó que soltase un pequeño quejido por lo bajo.

¿Que estaba pasando?

Se sentía repentinamente mareado y confundido. No entendía el por qué no sentía la fuerza de alejar a esa desconocida mujer de él, a pesar de poseer tanto poder en sus manos.

Finalmente la castaña se separó de el pelinegro, dándole unos segundos para recuperar el aliento. Luffy respiraba agitadamente. Su pecho subía y bajaba varias veces, causando cierta extrañeza en la castaña la cuál notó la aún confundida expresión de el capitán.

—Tu nombre. — exigió saber la castaña con tranquilidad.

—Monkey D. Luffy soy el hombre que..—hizo una pequeña pausa mientras tomaba aire, —Soy el hombre que se convertirá en el rey de los piratas.

—Fufufu ¿Es así?—inquirio con cierta burla.

Luffy la miró directamente a los ojos antes de levantarse y tumbarla de espaldas en la cama mientras posaba ambas manos en cada costado, eliminando cualquier espacio que le diese la opción de escapar.

—Hablo enserio. —Añadió con seriedad.

La castaña le observó con fascinación. Jamás en toda su vida había conocido a un hombre que estuviese tan seguro en sus palabras.

Él hablaba enserio.

Una amplia sonrisa en sus labios se formó antes de rodear el cuello de el pelinegro y volver a besarlo. Luffy permaneció inmóvil, estupefacto sin tener idea de que hacer para eliminar esa extraña sensación.