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Parto y nacimiento.

NARRA MARIE.

Las leves contracciones que recorrían mi espalda empezaban a ser molestas más seguidas y más dolorosas. respire profundo y me calme a mí misma no podía entrar en una crisis. Sin embargo, debo confesar que el miedo empezaba a apoderarse de mi estar sola en mi casa como es de mucha costumbre estas semanas no ayuda en este escenario... Un escenario donde el pánico empezaba a reinar sobre la emoción y el dolor empezaba a ganarle a la felicidad.

Suspire dolorosamente cuando pude calcular que las contracciones se daban cada ocho minutos a la vez que le marque a Enrry, él me había prometido que no se iría del país sin que antes naciera mi hija. Contesto a la segunda llamada y se lo escuchaba cansado, pero a mí me saludo como siempre y pude escuchar una risa leve de su parte.

—Pero bueno, dime para que me llamabas, bonita.

— Necesito que vengas a mi casa... —dije despacio a la vez que sentí otra contracción.

—De acuerdo, voy saliendo ¿es importante?

—Pues si consideras importante que estoy entrando a labor de parir —respire para calmar otra contracción—; entonces sí.

—Llego en cinco minutos.

Y colgó, sonreí levemente porque escuché el temor en su voz y me alegra un poco no ser la única que tiene miedo esta sonrisa divertida se volvió una mueca debido al dolor. Las contracciones pasaron a ser cada cuatro minutos y medio, aquí es donde empecé a reprocharme el no marcarle a él las dos horas y medias antes cuando empezó el dolor.

—Ya llegué. —escuche la voz de Enrry y sus pasos apresurados hasta mi habitación —¿Que estabas haciendo? —me pregunto al ver los libros regados por mi cama.

—Estudiando —Sonreí a la vez que sentía otra contracción... mierda, ahora duele más.

—Hora de irnos a la clínica —abrió mi armario de ropa y saco la pañalera para la niña y la cartera con mi ropa y unas cosas que me recomendaron las madres que ya tenían experiencia en las sesiones de las clases para madres.

Me ayudo a levantarme de la cama y fuimos a la salida. Y me ayudó a subir al auto que había traído, tenía un olor a perfume de hombre mezclado con el olor a libro nuevo.

—Que olor tan peculiar —murmure para ambos y el me miró unos segundos sin entender —el auto tiene un olor único, supongo...

Asintió con la cabeza y mordí mi labio sintiendo una contracción más a la vez que sentí mi entrepierna mojarse.

—Mierda —dije sintiendo otra contracción —duele... —respire profundo como en las clases me habían indicado y no, no funcionaba —duele mucho.

—Ya casi llegamos, bonita, tranquila respira conmigo —él empezó a tomar respiraciones pausadas para que yo las siguiera.

—No sirve —dije ya con la voz rota por el dolor.

—Vamos, bonita. Tú puedes hacerlo

—¡Pero me duele! —dije exaltada con los ojos llorosos —Te amo, lamento el que te haya gritado. Pero en realidad duele mucho.

—Yo también te amo, bonita. Solo intenta calmarte un poquito.

Si. Tenía unas ganas enormes de darle un golpe, aunque sabía que, por otro lado, él tenía razón solo seguía las indicaciones de la clase, indicaciones que según yo ahora no servían de nada.

Trate de calmarme he ignorar las punzadas dolorosas en mi espalda baja y vientre, me quejaba de mis cólicos menstruales ahora creo que prefiero de esos a las contracciones del parto. Mi hermosa hija a de querer que su madre sufra un poco bastante por lo visto no sabía que había empezado a llorar hasta que Enrry llevo su mano a mi rostro y trato de secarlo, empezaba a sudar...

Mi Vida Un DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora