Mestizos y Egipcios.

Cap.9º. Piper P.O.V.

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Que sepáis que, aunque este sea un capítulo normal, estará narrado desde muchos puntos de vista, para ver como cada <persona> se lo "puede tomar".

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No podía creérmelo ¿otra profecía? Venga ya, no podría ser, ¡dos en dos años! Todavía no me lo podía creer.

Es verdad, habíamos tenido dos años para descansar de la guerra, pero ¡Esa guerra fue la segunda gigantomaquia! Que sí, que si no hubiesen aparecido los dioses no habríamos ganado, que sí, que si no fuese por Reyna y Nico no habríamos ganado. Que sí, que si un millón de casualidades no hubiesen pasado no habríamos ganado. Pero esto ya era demasiado. Todos, los siete, habíamos pasado por mucho-los qe más Percy y Annabeth, que habían tenido una misión cuatro meses antes, y además habían caído al Tártaro y sobrevivido-puede que no fuese sobre nosotros siete, pero aún así, tendríamos que participar.

Pero todavía no la habíamos escuchado.

Entonces, la voz tronó y hizo retumbar todo el campamento:

{N.A.: lo siento mucho, pero donde escribo no me deja ponerlo en cursiva, pero que sepáis que es la profecía. Ah y, eso de profecías no se me da muy bien...}

Los Siete de La Profecía volverán,

junto con la muerte y la guerra,

otros se les unirán,

un muerto resucitará.

A las antiguas irán,

la sangré no regirá.

y el prisma cerrará,

el portal final.

Uno la bruma envolverá,

y otro se caerá.

¡No, no, no, no y no!

¡Los Siete de La Profecía éramos nosotros! Más La Muerte, que sería Nico, y la guerra, que sería...Reyna...

-¡No!-se escuchó gritar a Annabeth, al igual que yo había pensado-¡Otra vez no! ¿¡No hemos hecho ya mucho por vosotros!?-gritó con lagrimas en los ojos-¿¡No podéis resolver vuestros problemas vosotros mismos!? ¡ya hemos hecho mucho, demasiado por vosotros, nos merecemos un tiempo de tranquilidad!

Entonces, empezó a bajar de las gradas y se internó en el bosque mientras todos escuchábamos sus sollozos-lamentos-gritoscontralosdioses. Después Percy sale corriendo detrás de ella.

Es eso, Rachel se había tirado al suelo, inconsciente. Yo me levante a ayudar, indignada.

Todo e, mundo se me quedó mirando. Pero yo se la devolví, desafiándolos.

Cuando la iba a tocar, un resplandor apareció a mi lado. Cerré los ojos, en parte cegada y en parte porque si no me moriría, lo normal en el Campamento Mestizo.

Cuando abrí los ojos, notando que el resplandor ya había desaparecido, miré la cara del dios/a que acababa de llegar. Mis ojos dibujaron en mi mente una esbelta figura, moldeada con fuertes músculos.

Subo un poco más la mirada-unos seis metros-encontrándome con los dulces ojos del dios Apolo, alzándose con su gran envergadura. Él poeta baja la cabeza y me sonríe. La sonrisa más bonita que he visto en mi vida, detrás de la de Jason, con esos dientes blancos y una cicatriz encima de la parte izquierda del labio superior, ese color, ese...dioses, ya me estoy desviando del tema.