Cap.10° Walt/Anubis P.O.V.

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Se que esto es un poco de publicidad pero... ¿Os podríais pasar por mi novela "Anoia Mundos Perdidos"? Es que creo que vosotros podríais juzgarla, muy poca gente comenta si es buena o mala. Me gustaría que me dijeseis que tal va, lo agradecería mucho de verdad.

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Lo que nos había contado Bast nos había dejado...devastados. Sadie se fue casi con lagrimas en los ojos a su habitación. Me extrañé, ella nunca lloraba.  Decidí que debía calmarla, pero luego, primero se tiene que tranquilizar ella sola. 

Yo no tenía otra reacción que quedarme allí plantado, agaché la cabeza, recién interesado por el suelo. Cuando la volví a levantar, Cárter y Zia no estaban.

Un sonido lejano se escuchó retumbar por todo el nomo 21: un trueno. La lluvia poco tarda en seguir su paso. Cada choque de una gota de agua hace sonar un "tic". Llueve a cantaros. A cualquier persona que tuviese miedo de  las tormentas, hubiese estado en ese momento, literalmente, muerto de miedo. Yo estaba incluso temblando. 

Era raro que hubiese tormentas en verano, pero, cuando has visto lo que has visto como yo, te parecería de lo más normal. 

No me podía imaginar a Sadie, a la cual le daban un poco de miedo los ruidos fuertes, tenía que dormir (DORMIR, no malpiensen malpensados) con ella para que pudiese dormir bien. Con un poco de suerte...hay me dejaría dormir con ella...¡Ja!

Bast me agarró del hombro durante un momento y se fue. Me quedé solo en el pasillo, así que decidí ir al cuarto de estar. Cuando llegué me encontré con Shelby, solo que estaba dormida. Me acerqué a ella y le puse al cojín debajo de la cabeza, me senté en el sofá y esperé un rato antes de ir a ver a Sadie. Pero algo me interrumpió. Un llamar de puerta me sobresaltó. Me levanté y me dirigí haciendo esta. Cuando casi estaba apunto de abrirla noté algo pero no le di importancia. 

Abrí y me encontré con dos personas, era un chico y una chica. La chica tenía una piel sombreada pero no mucho, no tanto como yo, tenía. Los ojos verdes oscuro, muy profundo; por el contrario de todo lo demás tenía el pelo rubio casi blanco, jamás había visto uno así [@Aroanavarroborrero]. Eran los dos muy parecidos, lo único que los diferenciaban era los ojos, la chica verdes y el chico los tenía de un azulo oscurísimo al rededor de la pupila y al borde del iris, pero por dentro lo tenía de un azul clarísimo, parecía las aguas mas calmadas del mundo [@Pepito43]. 

Estaban los dos empapados en agua, tiritando y casi con hipotermia. 

Me miraron a los ojos, y la chica empezó a tartamudear:

—Per...perdone señor...po...podría dejarnos entrar...venido des...desde lejos...estamos me...medio  muertos, por...favor, déjenos estar.... aquí una... noche.

Me daban tanta pena aquellos chiquillos. Tendría como mucho dice o trece años. No podía dejarlos ahí fuera. Lo mismo eran monstruos camuflado, pero en la vida hay que arriesgarse. Los dejé pasar con un ademán y ellos agacharon la cabeza, agradecidos. 

Estaban en manga corta así que fui corriendo a un armario y les traje una manta a cada uno. Unos minutos después, cuando ya se habían calentado gracias a la sopa caliente que les había traído empezaron a hablar un poco. Comenzó el niño:

—Muchas gracias de verdad.

—No hay de qué—dije con la voz más suave que pude.

—Es que, llevamos unos días andando y casi sin nada que comer y llegamos aquí y nos dais una sopita de fideos caliente y es muy pero que muy reconfortante.

Sonrío. Habla igual que como si tuviera ocho años. 

—Y ¿cómo os llamáis?

—Yo soy Laura Borrero—habla esta vez la niña—, y este es mi hermano, Marcos Borrero. Tenemos catorce y trece, yo soy la mayor. Venimos desde España—como clara, la seguidora de la senda de mi abuelo...—andando porque nuestros padres...se fueron—entrecierra los ojos, conteniendo las lágrimas, tras unos momentos después, continúa—, no sabemos porque. Vimos esta pedazo de mansión con las luces encendidas y, ya que estaba lloviendo, nos decidimos por llamar. 

Mestizos y Egipcios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora