Extra II

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PACIENCIA DE PADRE

Correr no era una actividad que a Severus le encantara, Merlín sabía que era nulo para cualquier actividad física, sin embargo cuando Minerva interrumpió su clase para decirle que todos sus hijos se encontraban en la oficina del director, algo en el estómago de Severus se removió brutalmente esperando lo peor.

Si le hubieran dicho que Harry, Bella, Jonas o incluso Tom se encontraban con el director el hubiera delegado que James o Peter fueran llamados, pero cuando su colega hizo énfasis en 'todos sus hijos' supo que debía estar ahí. Una cosa era que llamaran por alguno de los cuatro más traviesos, otra muy distinta era que llamaran a sus ocho hijos.

Cuando llegó finalmente hasta la oficina del director, comprobó que todos sus hijos estaban ahí, Draco Malfoy también lo estaba, cada uno tenía visibles lesiones en sus rostros o manos, el corazón del pelinegro se detuvo por un segundo.

Sus cuatro esposos también estaban allí, Peter sostenía entre sus brazos a la pequeña Andy que estaba distraída jugando con los botones de la camisa de su padre.

—¿Alguien podría explicarme qué ha pasado?

Abraxas Malfoy se levantó de su asiento.

—Severus te estabamos esperando.

El profesor de pociones simplemente asintió esperando a que el director hablara del por qué demonios sus hijos estaban heridos y en su oficina.

—Los he llamado porque la situación en que sus hijos se han envuelto es bastante grave, se les ha encontrado en un duelo muggle con algunos estudiantes de séptimo año.

Una pelea. Sus hijos se habían involucrado en una pelea, con golpes, patadas y rasguños.

La vista de Severus viajó inmediatamente hasta Harry, el mayor de sus hijos se encontraba de brazos cruzados y con el ceño fruncido asesinando al director con la mirada.

—¿Y ganaron? — preguntó Sirius descaradamente.

Peter inmediatamente lo golpeó, las risas de las gemelas se oyeron a los pocos segundos. Severus quería asesinar a su esposo.

—Lo han hecho señor Black. — respondió por cortesía el director.— Los chicos de séptimo se están recuperando en enfermería, de hecho.

— ¿Y por que nuestros hijos no están ahí también? — preguntó.

Malfoy carraspeó ligeramente.

— Irán después de que terminemos aquí, claro esta.

— ¿Me estás diciendo que mis hijos no han recibido atención médica, Malfoy? — la voz de James fue casi amenazadora, casi.

La incomodidad del director se sintió al instante, pudo ver la sonrisa de Bella al darse cuenta de ello, no era ningún secreto que a la Slytherin de sexto no le agradaba nada el director, en más de alguna ocasión se encontró escuchando las quejas de su hija sobre él.

— El motivo por el que los llamé.— cambió de tema.— fue porque ninguno de sus hijos ha querido responder el porque ha comenzado el conflicto.

Severus suspiró con hastío, listo para usar su carta bajo la manga.

—Altair...— llamó.

El Hufflepuff inmediatamente se mordió el labio con nervios intentando sostenerle la mirada a su padre, de todos sus hijos él definitivamente era el que no le mentiría jamás.

Después de unos tensos segundos, el pequeño rubio suspiro.

—Iba de camino al campo de quidditch con Bella porque habíamos quedado en que le ayudaría a entrenar para el partido de quidditch de la semana siguiente, pero cuando estabamos llegando escuchamos un alboroto tras las gradas. — contó. — Harry y Draco estaban, uhm, sin camisa y siendo golpeados entre siete chicos. Bella corrió hasta ellos y se lanzó sobre Dolhov. No podía dejar que ella fuera sola pero sabía que cuatro contra siete no era algo muy justo, así que mandé un Patronus al resto de los chicos solicitando refuerzos, como papá Remus me enseñó, y bueno el resto ya es historia.

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