Casa De Mascotas.

18.- Eres el dueño de mi profunda admiración

Cheng estaba enojado, no estaba furioso, es más estaba iracundo, su dueño estaba coqueteando con una mujer que el no conocía, cuando empezó a ir a la empresa a buscarlo después de clases ,no fue por curiosidad, como le habia dicho, no señor su hombre llegaba a casa todos los días con perfumes de distintos tonos, pero a leguas se notaban que eran de mujer, que diablos pasaba en esa empresa, por qué su suegro no olía así, el había prestado atención cuando ambos hombres llegaban e incluso se había atrevido a saludar a su suegro de abrazó y beso en la mejilla para olfatear su ropa.

Poco a poco se fue acercando hacia donde estaban manoseandose, ella le decía que ya no la visitaba como antes, que estaba muy abandonada, que sus hijos lo extrañaban, el contesto que la recompensará con una sorpresa en unos mese más, debes ser paciente ya verás te va a encantar, dile a los niños que yo también los extraño mucho pero que mis obligaciones no me han dado tregua, alguien tiene que sacrificarse por la empresa.

Sorpresa para esa mujer, en unos meses , que clase de mal dueño era, acaso se olvidó que unos meses más el estaría dando a luz a sus mininos acaso no lo amaba solo están con el por sus padres, si era así por qué lo saco de la casa de mascotas donde el vivía tan feliz, sus ojitos se aguaron, sus orejitas se cayeron, y su cola arrastró por el piso, salió de la empresa rumbo a su casa, si lo que quería Xichen era deshacerse de el el pues le daría gustó pero por ahora tenía que aguantar por sus crías, ahí en esa casa tenía todo lo mejor para que ellos se desarrollen perfectamente sanos.

Llegó a su casa, Ying y Jingyi rodaban por toda la alfombra de eno, su suegra había comprado varias de esas alfombras, las había colocado por toda la casa, en cuanto se enteró que a los osos y conejos les gusta revolcarse en el,para ejercitar sus músculos, para rascarse o simplemente para deshacerse del estrés.

Ying estaba tratando de alcanzar una picazón que tenía cerca del cuello así que se restregaba, lo mas que le permitía su redondo vientre, bueno también su gordo tracero, sus gordas piernas y sus gordos cachetes, en resumidas cuentas su redondo cuerpo le complicaba llegar a una posición que le liberará de esa picazón. Su hermano se compadeció de él se sentó cerca de él, comenzó a rascarle toda la espalda desde su esponjosa cola hasta sus sensibles orejas provocándole un sentimiento placentero que lo durmió en el proceso.