Soledad.

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Narra ____.

Ya pasaron dos meses que me veo constantemente con Aizawa, no me desagrada.

Pero...

Hace una semana que no sé nada de Keigo y Shota.

¿Debería llamarlos? No lo sé, no debería molestarlos.

El sol comenzaba a salir en el horizonte. Ya es hora de que deje de patrullar.

No tengo sueño porque no puedo dejar de pensar en ellos. Siento que algo no anda bien.

Mejor me tomo una pastilla de clonazepam y descanso, ya están grandes para cuidarse ellos solos.

Al fin y al cabo, todos debemos aprender a estar solos.

° ° °
15:30 PM

Desperté... mierda.

Agarré mi celular, no tenía ninguna notificación.

¿Será que hice algo malo para que no me hablen? Suelo ser muy desagradable cuando tengo sueño o simplemente no quiero socializar.

¿Los llamo para disculpame?

¿Estarán despiertos?

¿Me odiarán si les cuento lo que me pasa?

¿Realmente que mierda me pasa?

¿Por qué la pastilla no está funcionando bien?

Solté un grito de la frustración y me tomé del cabello. Estaba perdiendo la puta cabeza.

Basta ____, basta. Contrólate.

Mi celular comenzó a vibrar en la mesa. Lo tomé desesperadamente, Shota me estaba llamando.

- ¿Hola? - Dije fingiendo desinterés.

- Hola ____ ¿estás ocupada ahora?

- Amm no, ¿quieres venir? - Dije, no sé porque dije eso.

- Sí, llego en 15 minutos. Nos vemos - Dijo antes de colgar.

Mierda, mierda, mierda, MIERDA.

Me levanté rápidamente de la cama y observé mi departamento, desastroso como siempre.
Hice la limpieza lo más rápido posible con ayuda de mi quirk, debería dejar de ser tan vaga y comenzar a limpiar cada tanto.

Todo listo.

Corrí a mi habitación y me observé en el espejo, igual que mi estabilidad mental... desastrosa.

Me duche, me puse una remera blanca y un short de pijama. Quería estar cómoda aún.

Volví a mirarme al espejo, me comencé a peinar y até mi cabello en una coleta alta.

- Bueno... esto es todo lo que puedo lograr - Suspiré.

Pero... ¿por qué mierda me estoy estresando por mí aspecto físico? Ridícula, solamente es Shota.

El timbre suena, sacándome un susto.

Era él.

- Hola - Dije luego de abrir la puerta.

- Buenas tardes - Dijo mientras le daba el paso - lamento molestar tan repentinamente.

Sentirse una molestia, que irónico.

- No me molestas - Respondí.

Caminé hasta la heladera y agarré dos botellas con agua. El pelinegro ni corto ni perezoso ya fue al balcón para fumarse un cigarrillo.

Frágil (Aizawa Shota y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora