Cap 2

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-Aquí es donde compro tus discos- comentó.

Pero ni siquiera recibió una mirada a cambio a causa de la concentración de la joven en las cosas expuestas tras el cristal. Decidió probar otra técnica. Estaba teniendo muchos avances en un solo día y quería aprovechar al máximo. No sabía si una oportunidad como esta volvería a repetirse.

-Cielo, iré a la zapatería que está enfrente, quiero ver unas botas. Tu puedes quedarte aquí el tiempo que desees - esto logra captar su atención y la miró - ten, por si quieres comprar algo - dijo entregándole el dinero en su mano. Nancy observo el dinero y luego a su madre - estaré cerca si me necesitas - dijo finalmente alejándose, adentrándose en el local de enfrente, mirándola de reojo cada determinado tiempo.

Su madre la había dejado sola, en un lugar lleno de gente desconocida. Este definitivamente no era el mejor día de su vida. Guardó el dinero en su bolsillo y continuó observando los discos, hasta que algo logró distraerla.

Alzó la vista para mirar adentro del comercio. Gente hablando entre ella, mirando guitarras que seguramente estaban interesados en comprar, personas atendiendo clientes. Personas atendiendo a los clientes. Había tres personas vestidas con una camisa azul marino y un nombre de identificación en ella. Dos chicos adolescentes y una chica, también adolescente. Uno de ellos era castaño y alto. El otro era más bien de pelo rubio y estatura media. Y la chica. La chica era de estatura promedio. Pelo rubio el cual lucia suave y brillante. Sonreía mucho y era muy amable con los clientes. Pero lo mas importante era sus ojos. Quien sabe cuanto tiempo estuvo mirándola directamente. Siguiendo cada movimiento que hacía. Cómo interactuaba tan fácilmente mente con lo clientes. De manera amable. Cobraba y entregaba el vuelto despidiendolos con una sonrisa a cada uno de ellos. Nancy quedó admirada. De pronto aquella chica volteó hacía donde ella se encontraba y Nancy desvió la mirada automáticamente. Simulado que veía los artículos de la vidriera. Su corazón latía fuerte. Por alguna extraña razón quería saber su nombre. No quería irse del lugar sin saber el nombre de la chica de los ojos azules. Pero desde el lugar donde se encontraba lograría ver su identificación pegada a su uniforme de trabajo. Su única opción era entrar y comprar algo. Y no sólo eso, que fuera ella quien la atendiera. Pero ¿era capaz de hacerlo? ¿Que tal si no encontraba las palabras necesarias? ¿Que tal si la consideraba una completa idiota? Pero por otro lado, no volvería a ese lugar. Era ahora o nunca.

Apretó sus puños con fuerza juntando coraje y comenzó a adentrarse a la tienda. Iba con su mirada gacha. Las demás personas estaban entretenidas en sus asuntos, no eran conscientes de la chica que estaba apuntó de tener un ataque de nervios. Nancy levantó la mirada para buscar a la chica de ojos azules. Cuando dio con ella se quedó embobada mirándola, al parecer ella se percató de eso y guió su vista hacia ella. La adolescente uniformada comenzó a caminar hacia Nancy con una sonrisa su rostro. Nancy comenzó a respirar algo agitada al ver que se acercaba, se volteo hacia un costado hacia la estantería llena de CDs qué se encontraban a su lado fingiendo observarlos, cuando sintió que la tenía a tan solo unos pasos tomo una caja cualquiera en sus manos.

-Hola bienvenida a MusicWorld ¿puedo ayudarte con algo?

Dijo la muchacha con una hermosa sonrisa observando a Nancy que aún se encontraba de perfil con la mirada perdida en los artículos de las góndolas. Su voz era gentil. Era la voz más bella que ella hubiera imaginado. Apretó la caja con fuerza y se volteo a verla de frente, mostrandosela.

-¿Éste? - preguntó tomando el CDs en sus manos sin borrar la sonrisa de su rostro en ningún momento. Nancy asiento nerviosa con la cabeza.

-Bien ¿Necesitas algo más?

Sólo negó con su cabeza mientras su atención se dirigía a su identificación. "Soy Robin. Estoy para servirte". Robin, ese era su nombre. Era un lindo nombre.

-Entonces, ven. Sígueme- dijo volteandose y comenzando a caminar luego de hacerle una seña con su mano para que la siguiera.

Nancy comenzó a seguirla dentro de la tienda admirando su cabello, su contextura física, incluso pudo notar que la joven era unos centímetros de estatura más alta que ella. Llegaron al lugar de la caja registradora.

-Bien. Será quince libras- volvió a hablar entre sonrisas poniendose detrás del mostrador.

Nancy reaccionó rápidamente buscando el dinero de su bolsillo y entréganle el billete. Sus manos casi rozan en el intercambio, pero Nancy lo evitó retirando rápidamente su mano al instante.

-Aguarda un momento. Iré a envolverlo. Enseguida regreso- dijo para luego adentrarse por una puerta a la habitación que se encontraba detrás de los mostradores. Nancy asintió y quedó estática, jugando con sus dedos. Esos momentos se sintieron una eternidad para ella. Por suerte vio como la chica regresaba con un paquete entre sus manos, metiéndolo dentro de una bolsa transparente de plástico que tenía grabado el nombre del local.

-Aquí tienes. Que tengas un buen día- dijo dulcemente entregándole la bolsa.

Nancy la tomo con sus manos y salió lo más rápido que pudo del lugar. Su madre estaba esperando fuera de éste. Ella también sostenía una bolsa, pero ésta contenía una caja de cartón bastante grande. Supuso que había comprado el par de botas en el que estaba interesada. Ella observa expectante. Por primera vez Nancy había hecho algo por cuenta propia, entrando a un lugar desconocido, interactuando con extraños y no parecía haber enloquecido en lo absoluto. Nancy sentía sus pulsaciones fuera de control, pero no era un mal sentimiento. Era algo cálido, que por momentos le hacía olvidar el miedo.

-¿Como te fue, cariño?- preguntó la mujer animada.

Ella sólo la miró y dirigió su mirada a la bolsa que sostenía.

-¿Te compraste eso?- ella asintió -que bueno. No fue algo tan horrible después de todo ¿Verdad? Ven, volvamos a casa.

Nancy dejo escapar un gran suspiro cuando ambas estuvieron finalmente dentro del auto otra vez. Se sentía a salvo.

-Gracias por acompañarme hoy, Nance- dijo cuando llegaron a casa.

Ella asintió sin decir una palabra sin decir una palabra, subió a su cuarto y cerró la puerta.

-Tal vez fue demasiado en un solo día- susurro Karen.

Una vez en su cuarto Nancy sacó el paquete de adentro de la bolsa y lo observó detenidamente. Tenía una forma cuadrada por la forma de la cha de CD. Estaba envuelto en papel azul y tenía la fecha del día, 22/10/1994, en la esquina superior izquierda. Estaba muy prolijo, dedujo que la chica lo envolvió con sus propias manos, ya que el resto del personal se estaba con sus respectivos clientes. Y la fecha estaba escrita a mano. Esa debía ser su letra. Cada pequeña cosa que tenía que ver con aquella chica la alegraba de sobremanera aunque su rostro no lo demostrara. Debería romper el envoltorio para dejar el CD al descubierto, pero no quería hacerlo. Se trataba de uno que había escogido de manera totalmente aleatoria, ella ya tenía los CDs que quería, su mamá se encargaba de comprárselos. Prefería concervar el envoltorio que Robin se había encargado de colocarle y con la fecha de ese día, que Nancy consideraba importante, escrita por ella. Lo miró por un largo rato y luego decidió guardalo dentro de una caja, debajo de su cama

La chica de los cds; roancyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora