🔅Diciembre 6

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Cuando terminaron de ajustar sus trajes ingresaron a la mina, llevaron sus herramientas de trabajo y comenzaron con sus labores, a simple vista se podía ver cuán peligrosa era la mina pues las paredes de esta la tierra se deslizaba, no era común que sucediera, a menos que utilizaran maquinaria pesada, pero ellos solo tenían palas y picos.

- Ahora sé porque nadie trabaja acá. - dijo Levi secándose el sudor con un paño que siempre tenía en su bolsillo. - Ven acá, tienes tierra en el rostro. - Levi lo jalo del cuello de la camisa de modo que quedarán a la misma altura.

- Gracias, yo olvidé el mío en casa. - le sonrió y dejó que el pelinegro se encargara.

Pasó el paño por su frente y mejilla, quitándole toda la suciedad. Y cuando lo iba a guardar el mayor se lo arrebato y procedió a limpiarlo de regreso, pues cerca de su labio habían restos de tierra.

- Listo... ya está. - exclamó devolviéndole su paño.

- Gracias... continuemos que aún nos queda mucho trabajo. - dijo mirando a la profundidad de la mina.

- Tienes razón, si quieres termina con esta parte y yo empezaré más adelante. - dijo colocando la pala sobre su hombro.

Levi acepto y siguió en ese sector, mientras que Erwin avanzaba, ya habían recolectado algunas piedras pero aún tenían que seguir, la mina era profunda, si en algún momento las paredes se caían era 100% seguro que morirían. Así que siempre tenían cuidado de hacer algún movimiento muy fuerte.

Al final de su jornada se dirigieron a su casa, no sin antes cobrar, estaban cansados y por suerte habían cumplido lo que tenían planeado.

- Aghh no siento los brazos... - se quejó el pelinegro masajeando su hombro. - Aún tenemos el té que nos dio Hange? - preguntó.

- Si... tenemos para completar la semana, imagino que lo hizo a propósito, mañana la iremos a ver, así que lo más seguro es que nos de más té. - dijo calentando el agua.

- Si, ya sabes como es... - dijo mirando hacia afuera. - Las nubes están grises, probablemente lloverá en la noche, iré a preparar la cama. - mencionó girando sobre sus talones hacia la habitación.



Levi estaba arreglando su cuarto, la silla ya no estaba dentro, Erwin la había sacado y le prohibió a Levi volver a entrarla, las sábanas que tenían eran muy delgadas para el frío de la noche, por suerte tenían una manta gruesa, que los protegería a ambos, pero tenían que compartirla. Cuando Erwin terminó de servir llamó a Levi para que fuera a comer, y así fue, se sentaron y bebieron del té, eso fue perfecto para calentar sus cuerpos. 


- El té está diferente, no crees? - preguntó el pelinegro mirando lo último que quedaba.

- Más diferente..? Pero diferente bueno, o diferente malo? - cuestionó atento por su respuesta.

- Diferente bueno, que le hiciste? - preguntó mirándolo de vuelta.

- Nada... solo le agregue un poco de miel.
- respondió moviendo la cuchara en el té.

- Miel!?? De dónde la sacaste!?? - preguntó exaltado, pues la miel era solo para los militares, y para algunas mujeres de las carpas, incluso en los restaurantes era escasa.

- Ven conmigo. - se levantó de su lugar y se dirigió a un mueble de la cocina.

- Qué hay acá? - preguntó asomándose.

- Acá tengo cosas que pude guardar antes de que nos volviéramos esclavos. - dijo levantando una tabla falsa. - Acércate. - se apartó para que Levi pudiera ver.


• 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐠𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞 • • eruri •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora