🔅Diciembre 18

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A la mitad de la noche el pelinegro reaccionó, estaba acostado en la cama pero no sentía el calor de siempre y al extender su brazo notó el por qué de esa ausencia.


- Erwin...!? - rápidamente encendió la luz de la pequeña habitación.

- Tranquilo... - se levantó de la silla y se acercó al pelinegro. - Aquí estoy, no te preocupes, sigue durmiendo...

- Por qué no estás acá? - le preguntó un tanto preocupado.

- Porque quiero que tengas comodidad, estás lastimado y yo no quiero ser una molestia... - se sentó en la orilla de la cama y pasó su mano por el cabello de Levi que estaba alborotado. - No te preocupes por mi, esa silla no es tan incomoda después de todo... - sonrió un poco.

- Pero tú aún estás lastimado, no es justo que duermas en esa silla, quédate acá, si? - le pidió mirando atentamente a esos ojos azules. - Trae tu almohada y recuéstate de una vez por todas.

- Levi... - No le quedó más remedio que aceptar, sabía que si no se acostaba el pelinegro no dormiría. - Hazme un espacio.


Levi se movió hasta la orilla de la cama, acomodó sus sábanas y espero al rubio, cuando esté se acomodó se sintió aliviado.


- Perdón por lo que viste en esa cabaña, no se que sucedió, simplemente ataque con todo lo que tenía. - hizo una pausa. - La chica esta bien? - preguntó por Mikasa, sabía que ella también se había involucrado.

- Si, gracias a ella aún respiras... - rió un poco. - No se que ocurrió exactamente pero cuando vi tu cuerpo lastimado me sentí mal por no estar ahí cuidándote, sé que te puedes cuidar solo pero aún así necesitamos a alguien que nos cubra la espalda de vez en cuando, no?

- No es tu culpa, y gracias por lavar mis heridas, no creí que podía estar tan lastimado. - delineó los cortes en su piel, le dolían a pesar que no ser tan profundos.

- Lo haría veinte veces más... - sonrió cálidamente. - Tus heridas sanarán, mientras por favor cuídate, cuando salgas de la mina ven directo a casa, estaré en la puerta esperándote y si tardas aunque sea un minuto saldré a buscarte, no quiero que te lastimen de nuevo.... - sus ojos brillaron y el pelinegro notó como una pequeña lágrima caía de su rostro.

- Erwin... - se apoyó sobre su codo y con la mano libre apartó aquella gota de agua salada. - Te preocupas mucho... te aseguro que estaré bien. - le regalo una cálida sonrisa que hizo que todas las preocupaciones del rubio se desvanecieran.

- Confiaré en tus palabras... - se apoyó en su codo también y se abalanzó sobre el pelinegro, midió su fuerza para no lastimarlo y depositó un suave beso sobre los finos labios del contrario. - Y también confiaré en lo que dice mi corazón. - desequilibró a Levi dejándolo caer sobre la almohada, sus miradas se conectaron y la respiración de ambos aumentaba. - Mi corazón dice que te ama, ya no puedo contenerlo más... - se rió con nerviosismo. - Perdón por todas las estupide— su frase se cortó al sentir como sus labios volvieron a juntarse y los brazos del menor le rodeaban el cuello pidiendo más de él.

- No es ninguna estupidez... - le miró fijo. - No es ninguna estupidez porque yo me siento igual. - sus ojos se enternecieron y volvió a besarlo, el movimiento de sus bocas era tan sincronizando que parecía que ya se habían conocido muy bien.


Con la tenue luz alumbrando aquella habitación ambos hombres se sentían extrañamente felices, el dolor de sus heridas había desaparecido, su interior se había llenado de felicidad y tranquilidad. La respiración agitada los hacia querer más del otro, pero ambos sabían que no estaban totalmente bien físicamente por lo que se detuvieron. Sus miradas seguían conectadas y unas risas salieron de estos dos.


• 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐠𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞 • • eruri •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora