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Roseanne siente que el ambiente es bastante tenso, y con Jennie jamás en toda su relación había tenido silencios tan incómodos o tan molestos. Es algo cuestionable a su parecer, pero tampoco quiere ir directamente a preguntarle si sospecha que puede estar molesta con algo.

Y cuando Jennie se molesta, es mejor mantener distancia.

La castaña llegó a casa de la rubia hacía ya algunos minutos y en todo ese tiempo no ha emitido ni siquiera un sonido, por lo cual cree que Roseanne se siente incómoda en esa situación.

—Tengo que decirte algo —habla primeramente.

Ella voltea con una mirada preocupada para mirar a su novia, sentada de piernas cruzadas en la cama.

"Que no me termine, que no me termine, que no me termine, que no me termine."

—No te voy a terminar si es lo que te asusta —Roseanne suelta un suspiro aliviado, y al menos puede sacarse esa idea pesada de su mente— Pero no te aseguro que luego de esto sigamos juntas.

—¿Qué?

—Rosie... —Jennie toma sus manos y las entrelaza con sus dedos— Le puse fecha, hora y causa a tu muerte.

—¿Mi qué?

—Simplemente es una manera de decir que te vas a preparar muy bien.

—Me estás asustando, Jennie.

—La que te va a asustar no soy yo —Roseanne traga en seco— Le dije a mi madre que salimos. Que tú y yo somos novias, completamente novias.

—¿Esa es una mala noticia? —Jen asiente con su cabeza y Roseanne, sin creer que sea tan extremo de vivir, ríe ridículamente— Bebé, yo me he preparado para eso desde que soy tu novia oficialmente.

—Es que mi madre es algo más... Especialita —la menor alza una ceja en busca de explicaciones— Si te preparaste para conocer a mi familia, ahora te vas a preparar el triple.

—Ay vamos, exageras. No creo que sea para tanto.

Dándose cuenta que la mirada de Jennie no es de burla y sus labios formados en una línea recta que reflejan severidad al asunto, cree que lo más probable sea como dice su novia. Quizá sí tenga que preparase el triple.

Por ello muerde su labio inferior nerviosa.

—¿Tan grave es?

—No es por asustarte, pero mi mamá es... ¿Cómo decirlo? —murmura, buscando las mejores palabras para describir a su progenitora— Una mujer celosa, ruda y que muy probablemente te rompa el tórax si no le agradas. Yo sé que es exagerado, pero no es nada exagerado, amor. Ella es capaz.

—P-Pero... —sin quererlo, Roseanne se coloca bastante nerviosa.

Sus manos se separan de las de Jennie porque detesta tenerlas sudorosas sobre las delicadas de su hermosa novia, y la mayor es lógico que lo nota.

—¿En serio puede cortarme la cabeza?

—Si fuese legal, sí.

—Ay.

—Pero tranquila, hoy vamos a trabajar en ello —Roseanne no deja su mueca preocupada— ¿Tienes un traje bonito?

—¿Un traje?

—Algo menos vándalo.

—¡Hey, mi ropa es genial! —exclama indignada.

—Oh, yo lo sé, Rosie. Amo completamente como te vistes, pero mi mamá es como... Alejada de lo negro.

—¿Discrimina?

— ¡Dios mío, Roseanne! No, no discrimina —toma sus mejillas suavemente y besa sus labios con delicadeza— Te pediría que te quitaras la joyería de la cara y te vistieras con colores más claros, eso es seguro. Lo que quiero, es que le calles la boca con un hermoso traje que te haga ver más perfecta de lo que eres.

—¿Un traje de que estilo? —murmura.

—Negro, un traje negro.

—Pero tú dijiste que a ella no le gusta el negro.

—Claro, pero te ves demasiado bien con ropa negra y no voy a cambiar el estilo que me enamoró de ti.

Quitando el hecho de esas dulces palabras y que hacen que se sienta algo más relajada, la situación no suaviza el golpe de nervios. Esa tranquilidad dura solo unos segundos.

—¿Y cuándo quiere conocerme?

—Ah, sobre eso... —Jennie suelta una risa nerviosa— Hoy mismo.

—¿¡HOY MISMO?!

La mayor asiente con su cabeza repetidas veces y toma las manos de Roseanne entre las suyas para acaríciese sus nudillos suavemente, buscando tranquilizar su acelerada respiración con solo oír tal confirmación.

—¡Es muy poco tiempo para prepararme!

—Lo sé, cielo. Lo tengo muy en claro —agudiza la voz— Pero lastimosamente ella me dijo esto ayer y yo no podía decirle que no.

—Jennie, yo... Yo ni siquiera sé dónde tengo trajes de esos que dices tú.

—No te preocupes, conoceremos más a fondo tu closet —sin importar lo que diga Jennie, la rubia no evita morder su labio inferior intranquila— Eres hermosa, no dejaré que te rebajes por caprichos de mi madre.

—Es mi suegra, tengo que causar una buena impresión.

—Pero si lo vas a hacer así, no dejaré que no seas tú misma —la señala— Además que es una exagerada que va a misa y es soltera. Tiene razones para ser así.

—Jen... Yo soy atea.

—¡Pues atea entras a mi casa! —exclama segura de lo que está por hacer— Mi mamá no discrimina.

—¿Estás segura?

Un beso sobre sus labios es la única respuesta que necesita para estar un poco más segura de tal situación, aunque por dentro sigue haciéndose pipí en los pantalones por temor a realmente no agradarle a su suegra.

Y con sus definiciones, es bastante obvio que es una mujer exagerada.

—Bien, ahora buscaremos ese traje que utilizaste para la boda de tu hermano.

—Es que eso no era un traje como el que crees que es... —murmura Roseanne.

Jennie ya está frente su armario, abriendo las puertas de par en par y encontrar entre tanta ropa negra lo más "decente" a criterio de su madre, el cual es increíblemente exigente.

—Yo quisiera ir con algo que me gusta —pide levantando su dedo índice.

—Iras como sé que a mi madre le gustaría.

—¿Por qué?

—Porque así evitamos tu muerte, mi amor. Por eso necesitas ir de traje.

Roseanne solo suspira, queriendo convencer a su mente de que todo, absolutamente todo, saldrá bien y no tendrá que pasar los siguientes días de su vida torturándose por la razón de que no es agradable para la madre de Jennie.

𝑹𝒖𝒅𝒆 - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora