Capítulo 2: "Engaño"

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Durante tres meses trabajó como basurero, no le exigieron su identificación y tampoco le hicieron preguntas. Tuvo que resistir la tentación de recuperar los viejos hábitos, robar algunas carteras o un badulaque habría sido muy fácil, pero lidiar con la policía de una ciudad tan corrupta era absurdo. No podía arriesgarse en esa ciudad, sabía de la corrupción de la policía, sería muy torpe aparecer en comisaría y explicar que Toni Gambino lo había intentado matar y había fallado, ellos terminarían su trabajo.

Su pico de oro también jugó un papel importante en su supervivencia, pues consiguió los contactos correctos para que pudieran hacerle una identificación falsa y un pasaporte falso, lo suficientemente bueno para no ser detenido en el aeropuerto. Todo estaba listo para volver y no perdió tiempo.

Llegar a Los Santos había sido un alivio, reconocía las calles, un poco diferentes, pero seguían siendo las mismas. Primero intentó ir a su casa, ese pequeño y ridículo remolque que tanto le había gustado, pero ahora había sido reducido a cenizas, todo estaba quemado y nada se había podido salvar.

—¿Qué coño ha pasado aquí?

Miró mejor entre sus pertenencias, aún estaba la caja metálica donde guardaba algunas cosas de importancia debajo de la cama, dentro estaban las llaves de su Audi, justo donde las había dejado, algo de dinero, un arma y su antigua placa del CNP. Tomó todo el contenido de la caja y se lo guardó como pudo en los bolsillos. Por desgracia sus medicamentos contra Pogo se habían quemado, no quedaba ni una sola pastilla.

Abandonó los escombros y volvió a la ciudad, su auto seguía en el garaje central, le hacía falta aire a las llantas y había un poco de polvo, pero aún podría servirle.

Arrancó el coche, lo llevó al mecánico para arreglar lo justo, no gastaría el poco dinero que tenía a su alcance en reparaciones. Esa misma noche el auto estuvo listo, así que emprendió camino hasta las instalaciones del FBI, recordaba que habían cambiado la ubicación a las afueras de la ciudad, un largo camino. Hubiera llegado a su destino de no ser por un coche que comenzó a seguirlo desde que había tomado la carretera principal. Una camioneta negra con los cristales tintados, no debía ser un genio para saber que no era normal.

Intentó acelerar, perderlos entre los coches, pero su Audi no estaba en condiciones de una persecución. Tuvo que abandonar su ruta y desviarse en Paleto, recordaba los entrenamientos con Conway, lo terco que se había puesto cuando le echaba en cara que debía mejorar su técnica de conducir, que no necesitaban un coche rápido para ganar una persecución. Eso había sido en una época difícil, los agentes desaparecían y caían como moscas, pero a él lo había entrenado bien.

Regresó a la ciudad, las calles eran más estrechas y tal vez conseguiría que la camioneta se estrellara en alguna curva.

Sólo había una ruta de escape que recordaba y estaba en los canales, sabía que mantener el coche en pie ahí dentro era difícil y si conseguía hacer la ruta perfecta, habrá ganado suficiente tiempo para desaparecer. Al principio le costó encontrar la zona, pero una vez dentro del canal, giró justo en la entrada de los túneles. Los amortiguadores del Audi crujieron, más no fue un problema, su auto tenía una buena aceleración y pronto se vio en una bifurcation, tomó la de la derecha y pronto estaba de regreso en la ciudad. Miró por el retrovisor y ya no había nadie siguiéndolo. Respiró profundamente y se metió en el primer callejón que encontró, debía de ocultarse mientras pensaba en qué había pasado.

No supo cuando se quedó dormido, pero al despertar ya era de noche y de no ser por la hora que marcaba el tablero del coche, no habría sabido la hora. Eran las tres de la mañana, debía ser seguro salir y encontrar respuestas. Había muy pocos coches en las calles, de repente podía ver las luces de las patrullas en la distancia, escuchaba las sirenas y luego todo volvía a la tranquilidad.

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