Capítulo 5: "Entrenamiento"

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Aquella mañana al despertar se sentía motivado para trabajar, su vida se complicaría a partir de ahora y daría hasta su último esfuerzo en hacerla valer.

Miró las cámaras mientras bebía su café, había un pequeño alboroto en la comisaría, tal parecía que habían arrestado a un par de personas muy revoltosas. Conway estaba ahí, parecía irritado, y como no estarlo cuando desde tan temprano había gilipollas dando por culo. Sin embargo, Toni no estaba cerca, no había una sola cámara que pudiera detectar a Toni.

No pasó por alto su ausencia, pero mientras no tuviera acceso a su móvil no podría rastrearlo o espiar sus comunicaciones.

Dos horas después apareció y no dudó en unirse al caos que se había creado en las celdas de comisaria. Siendo sincero, él habría hecho lo mismo. Una hora más se limitó a verlos por las cámaras, hasta que entraron a su coche de patrullaje y recibieron la sugerencia de asistir a los entrenamientos. Preparó una mochila y tomó las llaves del Audi, necesitaba ver ese entrenamiento con sus propios ojos.

Cuando estaba por llegar a la ubicación del entrenamiento, pudo reconocer el Mercedes por delante de él. No se molestó en tomar distancia, pronto giró entre unos contenedores donde su auto quedaría oculto. Escaló los contenedores y se recostó boca abajo, tomó sus binoculares y permaneció quieto.

Analizó un poco el lugar, parecía que toda la malla estaba ahí, había muchos novatos, incluso aquellos más disciplinados, era obvio que no habían estado en la policía hace mucho.

Más lejos estaba Toni y Conway, mirando uno de los coches de la policía, era el triciclo más ridículo que jamás había visto. Estaba riéndose cuando notó que Conway se subía y Toni se sentaba accidentalmente encima de él, ahí ya no le causó tanta gracia. Al principio Toni se había levantado, pero hubo algo de insistencia por parte de Conway que lo convenció de volver a subirse.

—"No puedo darte lo que quieres" —imitó la voz de Conway— los cojones.

No sabía que pensar. Siguió observando hasta que ambos regresaron y cambiaron de vehículo, esta vez se trataba de un deportivo, un interceptor. Los cadetes iban a tener que atrapar a Conway, o al menos intentarlo, sabía que cuando Conway quería lucirse podría ser bastante presumido, aún recordaba aquella persecución con Raúl Rubier. Se divirtió viendo el entrenamiento, escuchaba a los cadetes hablar con desesperación, y el detalle de escuchar la narrativa de la persecución como si estuviera viendo un partido de futbol era la joya del entrenamiento.

Abandonó su posición y bajó de aquellos contenedores, abrió el maletero del coche y sacó su equipo de vigilancia, tomó un micrófono y una cámara, si buscaba el momento correcto para instalarlos era ahora, todos estaban mirando el espectáculo que Conway estaba montando con los cadetes, nadie notaría que alguien se acercaba a uno de los patrulla. En los últimos dos días Conway tomaba el mismo Mercedes, valía la pena intentar mantener la vigilancia en ese coche.

Con cuidado entró en el coche, dejó el micrófono oculto dentro de la guantera y la cámara la colgó en el visor del copiloto, sería menos probable que Conway la viera, era pequeña, casi como un clip y Toni era más descuidado. Una vez satisfecho salió del coche y asegurándose que nadie se había enterado de su presencia, cerró la puerta apenas con un suave empujón que no terminó de cerrar el auto, cuando notó que había llamado la atención de un oficial que con duda se acercó al auto. Gustabo se agachó hasta quedar tumbado junto al coche, veía las botas militares del oficial, se había detenido del lado contrario del coche, mirando su interior y aunque Gustabo no pudiera verlo, el oficial dio un vistazo a los alrededores con la mirada, seguro de que había visto algo.

—¡Eh, Volkov! —escuchó al comisario— Vamos a detener la práctica, esto es lamentable.

—Ahora voy.

Volkov dio un ultimo vistazo antes de alejarse y regresar con el resto de oficiales. Gustabo vio sus botas alejarse, rápidamente se puso de pie y se alejó para no ser visto, y una fracción de segundo que se hubiera tardado más y probablemente Volkov lo habría visto cuando volvió a girarse.

Aún confundido, Gustabo regresó a su anterior posición en los contenedores y ahora sus binoculares enfocaron en Volkov, no había duda, era el mismo Volkov que conocía. Se suponía que debía estar en Los Santos con Horacio, no aquí en Londres, ¿había abandonado a Horacio? Tal parecía que Londres le daría más sorpresas de las que habría previsto, como si esta ciudad fuera a ser el campo de batalla que determinaría el resto de su historia.

Las siguientes horas no hubo mayor novedad, hasta que el entrenamiento terminó y volvieron al patrullaje. La primera alerta se trataba de robo a una peluquería a mano armada, el atracador se trataba de Carlo Gambino y Toni hizo lo posible por sacarlo de auqella situación.

El atraco fue lamentable, pero aún así se logró llegar a una persecución que Gustabo no se perdió, decidió que esta era la oportunidad perfecta para seguir a Carlo y el resto del plan lo decidiría sobre la marcha.

La persecución fue larga, difícil de seguir tomando en cuenta que Gustabo debía seguir al último patrulla y aún así no parecer sospechoso, no quería que pidieran refuerzos y...

[—Compañeros, hay un coche que nos persigue—]

—Lo que me faltaba.

[—¿Les ha disparado? —]

[—Negativo—]

[—¿Qué coche es? —]

Gustabo tuvo que abandonar la persecución antes de que tuvieran sus placas.

[—Es un coche negro. Esperen, se ha desviado—]

[—¿Tienen las placas? —]

[—Negativo, tal vez sólo fue casualidad —]

[—Nah, no lo creo —]

Tras abandonar la persecución regresó a su departamento, si la policía no lograba atrapar a Carlo, entonces él tampoco. Ya tendría otra oportunidad de seguirlo, tal vez otro de los amigos de Toni cometería un error y le daría la oportunidad de seguirlos, descubrir dónde se esconden y reunir más información del porqué estaban en Londres.

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