The other woman| Ny & Mn

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Nayeon entró a la reunión de trabajo de su esposo

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Nayeon entró a la reunión de trabajo de su esposo. Estaba agradecida de que la propia empresa la incluyera en la invitación, su marido solía traer a su amante a las reuniones, nunca a ella, pues debía cuidar a su hija única. Esa era la excusa que Jinyoung usaba para escurrirse con su secretaria. Pero a Nayeon no le importaba mucho, ella odiaba a aquel hombre que se hacía llamar su esposo. Pero, a veces, se sentía como la otra, que tenía que ser oculta, y Nayeon no era cualquier persona para ser oculta. Ella era una mujer magnífica, lo sabía perfectamente. No había mujer con más clase que ella, con más estudios, ella era Im Nayeon.

En medio de toda esa gente rica, Nayeon nunca se había sentido más sola e incomprendida, con su marido en cualquier lugar menos al lado de ella, sin ninguna amistad ahí dentro, pues Nayeon no sentía la necesidad de formar lazos con aquella gente estirada. Se sentó y vió a toda la gente, todos portaban joyas brillantes, pero nadie brillaba por si sola, hasta que vió una joven pelinegra caminar con un porte increíble, una mujer que sabía que el poder que tenía.
Nayeon se sintió mareada al verla.
Una mujer joven, con clase y belleza. Mina era la joven novia del escritor alemán que todos estaban hablando en el momento. Adler Meyer era un hombre sin gracia: enorme, sin un cuerpo atlético y, debido a su edad ya había comenzado a perder cabello. Si no fuese por su talento pasaría completamente desapercibido, no sería más que un viejo mañoso con una fortuna tan grande como su barriga. A diferencia de Adler, Myoui Mina era una americana de lo más guapa e interesante, al igual que Adler era una escritora, pero era inexperta.
Nayeon no estaba segura que era lo más atractivo de esa mujer, su cabello negro y abundante que caía suavemente por sus hombros, o quizás eran sus manos largas perfectas para otorgar caricias. Nayeon no lo sabía, pero lo que sí sabía era que era una mujer hermosa.
Mientras la veía desde su lugar, sintió una mano tomar su cintura— vamos Nayeon, debemos tomar asiento antes de que la cena comience, tomemos buenos lugares, en unos momentos cantará Connie Francis, esa artista que tanto te gusta escuchar fue invitada para cantar para nosotros— Jinyoung dijo, llevándose a Nayeon con él, mientras Nayeon caminaba aún confundida vió a Mina verle con un rostro de duda.

***

Nayeon había decidido separarse de su marido para tomar un poco de aire, así que busco el balcón que había visto antes de entrar a la propiedad. Nayeon percibió el olor del humo de un cigarro, pero lo más inquietante es que no había escuchado pasos. Tomó su cartera y se giró lentamente para ver quién estaba detrás de ella. Al girarse se encontró con la mirada de la joven que hace unas horas la había dejado sin palabras. Mina fumaba un cigarrillo, mientras la veía con una mirada interrogante— ¿Eres Im Nayeon cierto?

—¿Me conoces?

—Por supuesto, alguna vez leí un poema tuyo. Fuimos a la misma universidad. Espero que sepas que dejaste todo un legado en la academia de señoritas Benenden— Dijo Mina mientras se acercaba a Nayeon— Desde que te leí, quise conocerte, y ahora, se ha cumplido mi deseo. Cuando recién entré a aquel internado, fuí a la biblioteca y me encontré con el libro de poemas que escribiste. Desde que lo leí me dí cuenta que las mujeres podíamos ser más que un acompañante para los hombres.
Descubrí que había belleza en medio de la guerra, de la destrucción. Me enamoré, con sólo palabras— Mina mencionó mientras se situaba al lado de Nayeon para ver el cielo nocturno.

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