NEVERTHELESS [H&L2] [MINSUNG] [MINCHAN] ✅- RESUBIDO

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Capítulo 4: "¿Me recuerdas?"

El amor es la peor de las venganzas que existen el mundo, es la manera más sucia de lastimar a quien un día te brindó felicidad, enamorarse es el peor castigo.

La noche es oscura, las estrellas son distantes y las luces de la calle se han apagado por completo, creer que lo que se perdió volverá  es un castigo mental para el ser humano.

—Eres demasiado mediocre—Se dijo a sí mismo mirándose al espejo, el anillo que recibió de Christopher ahora no tenía significado positivo, las promesas de infancia resuenan en su mente.

—Mañana, volveré a romperme el corazón —Asistir a la universidad fingiendo ser alguien diferente solo lastimaba su latente, observó la vida perfecta que Christopher tenía, mientras él se pudría en la peor de las cárceles, su conciencia.

—Eres feliz —La madrugada cayó sobre sus hombros, los pensamientos no le permitían descansar.

El anillo nunca antes mencionado, se encontraba escondido en su habitación de Busan, si las enfermeras lo encontraban seguro se lo robarían, ahora es un mal recuerdo que goza ver en su habitación en Seúl.

Cerró sus ojos en su cama, aparentemente fue vencido contra la necesidad humana.

—¡Daré mi veredicto! —El Juez le llamaba a ponerse de pie, el silencio en la sala se volvió perplejo.

—¡Pena de muerte! —Golpeó el mazo tres veces —El día de mañana será ejecutado, cuando el sol se oculte el criminal recibirá su castigo —Las personas se conmocionaban. Minho no se mostró adolorido, acarició sus dos anillos y aceptó su destino.

—Lo siento —El abogado se disculpaba —Está bien, lo veía venir, no tienes que preocuparte —Una reverencia a su derecha hizo que el servidor social se retirase.

—Señor Kim Tae Hyung —El mencionado se detuvo en seco —¿Si? —Minho suspiró hondo, se enderezó y movió su cabeza hacia arriba —Quiero ver el cielo, una última vez antes de mi pena, un poco de papel y tinta, si, es mi última petición —El abogado aceptó, era lo único que podía hacer por el pobre hombre.

—¡Asesino! ¡Escoria! —Las personas le gritaban mientras salía, con un cubrebocas negro y la cabeza baja. Se encaminaba al autobús para ser llevado de vuelta a la cárcel, en la división donde pasaría sus últimos días.