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La panza de Jimin, en todo su esplendor muestra los 4 meses y medio de embarazo.

Estamos a la mitad, y no puedo estar más emocionado con la idea de ser padres.

Y hablando de padres, he rechazado 148 llamadas y más de 500 mensajes de los míos. El contenido hablaba que sabían del embarazo de Jimin, y no están felices con la idea de ser abuelos, entre otras cosas.

Creo que se enteraron cuando vendí mi departamento para comprar algo para mi pequeña familia.

Compramos un proyecto que aún está en construcción, por lo que tardarán cerca de año y medio antes de entregarnos nuestra casa, pero estaba bien con eso, ya que acordamos que arrendaría un lugar en el edificio de Jimin para que no afectemos a Yoongi con nuestras atenciones de pareja.

Ya era suficiente que el pobre nos escuchara tener sexo cada semana cuando a Jimin le bajaban las ganas.

Mi suegra fue la más feliz al vernos juntos tras el lazo. Y rió cuando me vio llegar con mi mordida. Ella era nuestro apoyo y era feliz con nuestra felicidad.

Nuestro cachorro crecía a ritmo normal, y ahora su panza si evidenciaba eso. Por lo que Jiminie sentía un par de limitaciones en su movimiento.


— ¡KOOKIE! – me llamó mientras iba de camino al cuarto con su desayuno en la mano.

— ¿Qué pasa mi amor?– pregunto dejando su desayuno en nuestra mesita de noche, y planto un beso en esos pomposos y dulces labios.

— ¿Ya vas a trabajar? – su puchero somnoliento es una ternura, vuelvo a besarlo consumido por la dulzura que es él embarazado.

Jimin sin cachorro me hubiera pedido un rapidin.

— Sí, amor, ¿quieres algo especial para la cena?– negó triste y estiró sus manos para abrazarme y llenarme de su olor, aunque desde nuestro lazo estaban algo mezclados. La magia de la marca es astuta, así no cabían dudas que nos pertenecemos el uno al otro.— Recuerda llamar a alguien para que no te quedes solo, cualquier cosa puedes tirar por el lazo, sólo no lo cierres. Si no lo haces tú, llamaré a Taehyung o a mi primo para que te acompañe.

— Okay – musito sin dejar su puchero. ¿Había algo más lindo que mi novio? Lo besé  castamente varias veces, sólo porque sabía que no le gustaba besarme sin lavarse antes los dientes.

Tras dejar un beso en la mordida y en su pancita, me aleje para acomodar mi ropa y ponerme el saco.

— Te extrañaré, vuelve pronto – dijo probando su fruta bañada en salsa de manjar. Era él último antojo que había tenido, y ha persistido en las últimas 3 semanas.

— Claro mi amor, yo también te extrañaré – recibí un último beso con manjar, y tomé mi maletín dispuesto a retirarme.

Mi tío había conseguido unos turnos flexibles, cosa que pudiera alternar entre mi familia, el trabajo y la pasantía sin problemas. Y de verdad lo agradecía, porque así podía ser el sustento de Jimin, ya que ninguno quería usar el dinero de mis padres.

Aunque seguramente dejaré de recibirlo desde ahora.

No me molestaba trabajar por mi familia, sabía que yo debía esforzarme por ambos para traer dinero, ya que Jimin hacia su esfuerzo llevando a nuestro hijo.




— Buenos días hijo, ¿cómo se encuentra Jimin?– Esa era la pregunta de mi tío cada vez que me veía. La preocupación número uno de todos seguía siendo mi prometido.

— Muy bien tío, lo abandonaron las náuseas, solo tiene antojos y algo de sueño. Y su lobo sigue con nosotros– comenté tomando el café que me ofrecía.

Little ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora