Maravilloso, asombroso, dorado.
Atsumu no tiene idea de que todo eso es lo que en realidad es, hasta que el día en el que está a punto de saltar de un puente y la voz del vocalista de los Black Jackals le sacude por completo y le trae a la vida nuev...
Aclaraciones del capítulo: Letras en cursiva son diálogos en pasado.
Resumen del capítulo: vIVAN LAS MILANESAS, VIVA EL AMOR, VIVA EL SAKUATSU, VIVA HARRY STYLES(?
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Atsumu trabaja todos los días de 8 de la mañana a 6 de la tarde.
Cuando termina su jornada laboral, regresa a pie a su departamento para ocuparse de prepararle la cena a su novio (o a su ex, en este caso).
Todos los meses guarda religiosamente en un pomo de buttercream vacío parte de su salario para poder pagarse un cursillo de resina epóxica al que ha querido inscribirse desde hace tiempo pues le gustan los collares y los llaveritos, algo que Rintaro, su novio, cuando lo descubre, le discute diciéndole que ya está grande para esas cosas y que eso es un gasto innecesario. Que no está pensando en el "nosotros".
Lo llama tonto e inmaduro la primera vez, y la segunda lo convence de que mejor ese dinero lo inviertan en algo que le guste a los dos.
Pero Atsumu quiere tomar su curso sí o sí, y por eso discuten una tercera vez.
Y Rintaro, de nuevo, lo vuelve a llamar inmaduro, añadiendo más insultos esta vez.
A pesar de eso, Atsumu solo quiere lo mejor para él y por eso consiente de que haga una o dos veces por semana alguna reunión en su casa e invite a "sus amigos" todo porque teme que el enojo no se le pase y termine con él.
Porque lo quiere. Lo quiere mucho. Aunque no sabe si es amor. Lo quiero tanto como quiere a Osamu, a quien, por cierto, no ha visto en años. Uy sí, qué tanto lo quiere entonces.
La última vez que vio a su hermano, Atsumu preguntó, algo indeciso, acerca de cómo se encontraban sus padres, con quienes no había tenido ninguna relación ni acercamiento desde que se salió de su casa hace años también.
Atsumu también quiere lo mejor para ellos, así como para Osamu.
Y, bueno, en teoría también quiere lo mejor para sí mismo porque así es como la dirección de una vida estable le pide que sea.
Quiere tener un buen futuro, quiere ofrecer sonrisas donde no hay paz y quiere seguir dando una imagen de normalidad ante su pareja porque se supone ese era el objetivo real de un adulto joven promedio como él.
Sin embargo, hay días en los que Atsumu barajea otras opciones acerca de su vida.
No se da cuenta que su nivel de agotamiento físico y mental, ese que ha tenido desde la preparatoria y nunca ha expresado ni compartido con nadie, ha estado causando estragos en su comportamiento desde hace tiempo, primero de forma lenta hasta volverse algo extremo.
No se lo dice a nadie —Y tampoco es como que Rintaro se vaya a dar cuenta—, pero su cerebro, todas las noches en las que le cuesta encontrar calma para dormir, busca "otras alternativas", otras salidas, en los momentos más necesitados e inestables.
