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Haciendo rechinar las maderas del escenario, Louis camina a través de él, posicionándose frente a su micrófono.

La capucha de su buzo color negro le tapa la cabeza por completo, ocultando su flequillo cuando cae por su rostro.

Mueve su cabeza de un lado a otro, haciendo sonar su cuello. El crujido de sus huesos es completamente audible en el silencio vacío del Phoenix Arena.

Se relame sutilmente los labios antes de apoyarlos contra el micrófono. Como si fuera una reacción en cadena, parecido a lo que sucede con los dominó cuando empujamos el primero, el rasgueo de la guitarra de Niall da inicio a la prueba de sonido.

El lugar es enorme, espacioso. Tan gigante que hace desbordar la ansiedad de Louis cuando separa sus labios para formular la primer frase de la canción inicial.

—Larry call a load of smoke in... —ese es el mantra, la frase que se convierte en un rezo de suerte cada vez que Walls sube al escenario.

Manteniendo los ojos cerrados, Louis se deja ir a través de cada canción, sintiendo el sonido del piano, imaginándose los dedos de Liam golpeando las teclas con total profesionalismo, escuchando perfectamente la manera en la que la púa de Niall rasga las cuerdas de su guitarra eléctrica.

Incluso es reconfortante el ruido que generan las baquetas de Zayn al chocar entre sí, marcando el inicio de una nueva canción.

El repertorio de Walls es inmenso, no sólo por las letras, sino por los ritmos y la calidad sonora del beat de cada una de las canciones compuestas por cierto cantante de ojos azules.

Cuando Liam marca el ritmo de su nuevo single, "Flashdance", Louis sonríe contra el metal enrejado del micrófono.

Aún con los ojos cerrados, puede imaginarse a Harry girando entre sus brazos, siente en sus dedos la calidez de su cintura, como si lo hubiera tocado alguna vez. Puede ver sus rizos sacudiéndose en el aire mientras él se encarga de hacerlo bailar como jamás hizo con nadie.

Odia a este condenado viajero en el tiempo, pues le ha desordenado todo el mundo.

La chica que se encarga de la iluminación del lugar, juega con las luces sobre ellos, cambiándolas de tonos rojos a azules, haciendo que se muevan sobre sus cabezas.

La cabeza de Zayn se sacude de un lado a otro mientras golpea en la batería, chasqueando los platillos de la mejor manera.

Entonces, cuando las últimas notas del teclado se dejan oír, las puertas dobles de madera se abren.

Louis despega lentamente sus ojos, cayendo en la realidad que siempre ha estado de pie en el escenario, frente a un público inexistente, creando películas en su cabeza.

Y es que la respiración se le queda trabada en el pecho, el corazón se le acelera y hasta se olvida de cómo manejar sus propios músculos, porque su mandíbula se abre y sus ojos se fijan en cierto chico de rizos oscuros y ojos verdes brillantes.

El muy hijo de puta camina hacia ellos, contoneando sus caderas y regalándole media sonrisa al maldito cantante de rock que lo observa embelesado.

Louis piensa que nadie vestiría mejor esos pantalones grises, que jamás ha visto que alguien luciera tan bien una remera blanca insulsa, entallada y dejando a la luz ciertos tatuajes por los que más tarde preguntará su significado.

Espera hacerlo cuando ambos estén desnudos, con las piernas enroscadas y compartiendo cálidas respiraciones.

Entre sus dedos lleva una cajetilla de cigarrillos, y sus zapatillas Nike blancas chirrian cuando mueve sus pies a través de la arena vacía.

Physical [L.S] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora