Delicias del mar (pt. 2)

6 0 1
                                    

Mismo día, misma hora... el sonido del joven resonando llenó los oídos de ambos hombres apegados. Ares rápidamente susurró algo al oído de su capitán, el cual a duras penas pudo entenderlo. —La próxima vez no escapará de mis tenazas, lindo capitán— dijo a tono de juego en un tono bajo. Posteriormente sacó sus manos rápidamente de debajo de las telas del capitán y puso estas mismas encima de la mesa. Skorpio rápidamente actuó por instinto, agarrando al crustáceo por todo el torso con su larga y torcida cola, dándole vuelta sobre los hombros del mismo para luego casi enterrarlo en el piso, levantándose de la silla con suma prisa, apuntando a su ahora renegado dominante. —Y MÁS CUIDADO LA PRÓXIMA VEZ, TENAZÓN— Exclamó como si de una pelea recién ganada se tratase. Efectivamente, el capitán fingió tener una pelea con el contrario para que el recién llegado no se enterara de este secreto, este sucio, retorcido y gay secreto. El payaso se acercó un poco más intentando llamar la atención de los dos hombres mayores. —Heeey, FIUUU— silbó inclusoJWNQAJQJ PERDÓN ejem. Skorpio levantó la mirada, aún un poco sonrojado pero casi imperceptible por la reciente sorpresa, se enderezó quitándole la enrollada cola al marinero de su grande, jugoso y viril torso. El de vendas a duras penas consiguió poner sus tenazas en el piso a manera de amortiguar el golpe. —Hufff... eso pudo costarme el cuello— pensó, con los ojos cerrados de dolor. El escorpión giró la cabeza, encontrándose con su hijo a unos 3 metros de distancia. —Oh- Hijo, ¿qué haces en la calle tan tarde? Deberías estar tomándote tu leche mientras ves... no sé, ¿Bob Esponja?— dijo simulando una sonrisa mientras se acercaba a pasos apresurados a su hijo, dejando detrás de él, casi oculto a propósito, al que momentos antes le había derretido sus sentidos. El pequeño payaso miró extrañado la escena, no quería pensar mal, por supuesto, pero tampoco era tan inocente como sus tíos creerían. —Ah... sí, es que- se me hizo extraño que empezara tu capítulo favorito y no estuvieras ahí conmigo para verlo... no me avisaste que hoy salías. Pensé que te raptaron los dioses, papá— admitió con cierto tono de tristeza, un poco de enojo pero también bastante feliz de ver a su papá sano y salvo... al menos eso parecía, rápidamente, la pequeña nutria captó ciertas marcas rojas en su cuello, conocía bien esas marcas, el mismo las había tenido en su piel alguna vez. —Ah... lo siento chiquillo, ¡ya sabes cómo es de distraído tu viejo papá a veces!— balanceó su brazo al frente de su torso intentando parecer lo más natural que podía, avanzando unos cuantos pasos más. Entre ese momento, Jhonny notó detrás de su padre la silueta de un hombre con tenazas rascándose la cabeza, arrodillado, parecía que realmente le había dolido aquel golpe. —Ah... papá, ¿Tú amigo está bien?— preguntó el pequeño en un tono incrédulo. —Ah, ¿Él?— Skorpio apuntó a su marinero con el pulgar, quitándole importancia a su sola presencia. —Pfffh, por supuesto que está bien hijo, solo está cansado— dijo con una sonrisa relajada mientras se acercaba al pequeño. —¿Qué tal si olvidamos todo esto y vamos a casa a ver ese capítulo de Bob Esponja? Yo sé que quieeeeres— abrazó al chiquillo de los hombros mientras caminaba relajado dándole la espalda a Ares, del cual ni siquiera se dignó a despedirse, quizás por vergüenza, desdén, disimulo... eso era lo de menos. Ares estaba de rodillas en el piso, sobándose el cuello, ciertamente algo enojado con esta situación... casi le rompen el jodido cuello, eso no fue muy homosexualito de parte del capitán. Se levantaba mientras escuchaba las voces de el padre e hijo a la distancia, aún sobándose su robusto cuello, yéndose con la mirada perdida y algo apagada.

TÚ CREES CHIQUIS

Ayuda son las 7 de la mañana 🦂🦀✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora