cuatro

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te parecía bonito yo y mi pelo rojo, aunque estaba algo desgastado ya, dijiste que me quedaba muy bien ese color casi parecido a un naranja.

"enserio eres muy lindo... ¡pareces una linda amapola!" me puse nervioso y lo notaste, pues tu dulce risa llegó a mis oídos.

nunca creí que una simple risita me sanara.

tampoco creí que le pareciese atractivo a alguien, todo era nuevo para mí.

decidí devolvertela y compararte con una lavanda. "¿por qué?", preguntaste.

"de pequeño cuando tenía dolor de cabeza cortaba flores del arbusto de lavandas de los vecinos para olerlas y sentirme mejor. no sé porqué pero el olor me reconfortaba." te agarré de la nuca y acerqué mi nariz hacia tus cabellos color lila para poder olfatearte. temblaste un poco y sonriente seguí hablando cerca de tu oreja. "¿qué perfume usas? hueles exquisito."

tu reacción fué pegarme en el hombro y soltar chillidos mientras me reía.

"¡eres un tonto, mingi!", dijiste.

yo reí aún más alto.

lavandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora