Streamer || Spreen [TERMINADA]

Final

"-Que linda vista. -suspiró Kelsey, se quedaron en silencio admirando la luna hasta que la ojiazul volteó hacia Spreen- creo que esta es la parte donde me besas. -soltó una risilla.

Sin necesidad de que lo pida otra vez, Iván ya había atrapado los labios de Kelsey en un beso. Un beso donde, tal vez fue solo la sensación del momento, sintió magia. Un encantamiento como el de un cuento de hadas que solo lo llevaba a preguntarse:

¿Acabaría a la media noche?

-Te quiero, Iván. -Kelsey murmuró en español en medio del beso.

¿A caso estaba soñando?"

Esta vez sí, lamentablemente sí. Simplemente una alucinación a falta de sueño.

Eran las ocho de la noche del viernes, Spreen no había pegado un ojo en toda la noche, de hecho, desde hace dos días. Sus ojos rojos e hinchados, su mente parecía estar a punto de explotar, sus manos temblaban al igual que sus labios que evitaban sollozar por décima vez en el último minuto.

Apretó la lata de cerveza que tenía a la mitad, sacudiendo su cabeza para despejarla de los
recuerdos. Él mismo se jugaba una mala pasada haciéndolo. ¿Qué intentaba su mente?, ¿matarlo?

Le rogaba parar o terminar el dolor de una vez, pero no parecía cooperar, ni siquiera para dejarlo comer o dormir. O siquiera querer levantarse del sofá y dejar de perderse en las botellas de fernet que yacían por todos lados como una plaga.

Sintió sus heridas palpitar fuertemente y por reflejo pasó las manos por ahí, ensuciándolas con sangre. No fue sorpresa, anoche en lo que intentaba llegar al departamento, ebrio hasta las pelotas después de haber pasado en un bar por horas, perdió el equilibrio y para no caerse se apoyó contra la pared, mala idea pues no calculó y su herida terminó en la esquina, volviéndola a abrir. "Afortunadamente", solo se abrió un punto y pudo controlar el sangrado momentáneamente.

Suspiró, dándole una gran bocanada a su bebida. Debería ir al médico y dejar de tomar.

Y el amor debería no doler. Pero no todo en esta vida se puede.

Miró fijamente la entrada, riéndose con ironía al darse cuenta recién la cantidad de veces que lo había hecho inconscientemente, como si estuviera esperando que algo cruzara esa puerta.

O alguien.

Nadie lo había hecho desde la mañana, desde que dos hombres de negro entraron a llevarse las pertenencias de Kelsey, dejando ni un solo cabello castaño de por medio.

Lleno de frustración, lanzó la lata contra la puerta haciéndola sonar estruendosamente. Si después de este día no lo sacaban del edificio por todo el ruido que hizo borracho, sería un total milagro.

Minutos más tarde, aquel pedazo de madera volvió a sonar y esta vez sin la necesidad de ser azotada, al menos por él. Se quedó inmóvil, evitando hacer cualquier ruido que indicara que había alguien en el departamento. Esperó a que del otro lado se cansaran de tocar y se retiraran, pero el ruido se hacía insoportable. No sabía si era porque la persona tocaba muy insistente o su cabeza no aguantaba un sonido más.

Resignado, se levantó del sofá, caminando lentamente hasta la entrada, con suerte y hasta eso ya se cansaban. Pero nada. Abrió la puerta, dejando ver su claro disgusto al hombre que tenía en frente, quien lo miraba con una sonrisa de pena, tratando de alivianar la situación.

-Ya se llevaron todo, capo. Llegaste re tarde. -avisó bufando. Quiso cerrar la puerta, pero el chico metió una caja entre la puerta entrecerrada, impidiendo que lo haga. Iván frunció el ceño- ¿qué es eso?