JANAH
El metro fue desapareciendo detrás de mí, yo mientras tanto estaba buscando entre la gente a Richard, no lo veía por ningún lado y decidí llamarlo.
-Dónde estás?
-En casa.
-Qué haces allí? Te dije que llegaría en media hora.
-Esperándote.
-Y cómo pretendes que llegue hasta tu casa con el frío que hace?
La oscuridad de la noche y el frío que hacía en Finlandia me asustaban aún más a la hora de tener que ir sola hasta su casa.
-No hagas drama, en taxi.
-Venga dime que es broma y aparece ya.
Recordé esa noche, de angustia y desesperación. No podía respirar.
-No es broma Janah, habías perdido el tren y me fui, no esperarías que estuviera todo el tiempo del mundo esperándote, no?
Su voz era firme y yo no me lo podía creer, en ese momento me colgó.
Yo entré en pánico, empezaron a caerme las lágrimas solas, me acordaba como si hubiera pasado en ese mismo instante, todo lo que vivimos, todo lo que sufrimos y que todavía seguíamos sufriendo.
Una mujer de unos cincuenta años se acercó a mí y me acarició el hombro.-Cielo, necesitas algo?
Minutos después de conseguir contarle lo que pasaba y que ella me calmara, me subí en su coche y le indiqué por donde era.
Conducía lento, escuchando todo lo que salía de mi boca. Hasta que llegamos y me despedí de ella, dándole en cada palabra que decía, las gracias.Subí a casa de Richard, me dio un abrazo corto
y un beso en la frente. Yo sin embargo, estaba tan decepcionada con él que sólo tenía ganas de tirarme a la cama y olvidar todo lo que sentí unos cuantos minutos atrás.Richard era más alto que yo, tenía el pelo castaño y el color de ojos azul grisaceo. En la relación, él era el guapo, el que en el instituto volvía locas a todas las jóvenes. En la familia también era muy importante, sobre todo destacaba por su trabajo, sus padres tenían una empresa y le dejaron a cargo a él, mis padres le tenían en lo más alto del pedestal.
-Cuánto ha costado el taxi? Te lo pago.
-No hace falta, una mujer me trajo.
-Una mujer? Quién? -Me miró desconfiado-
-No sé, no le conozco, pero me ayudó.
Dejé mi mochila tirada en el suelo, en ella llevaba la ropa suficiente para los días que iba a pasar en su casa.
-Me voy a la cama.
-Ya? Te había preparado la cena...
Me dio pena, pero no podía estar fingiendo.
-Lo siento, buenas noches.
Se despidió con un beso y poco después sentí como se tumbaba a mí lado, hasta que me quedé dormida.
...
Me desperté y miré a mi lado, Richard no estaba y me giré corriendo hacia mi móvil. Eran las nueve de la mañana así que suponía que se habría ido a trabajar.
Me levanté desperezándome a por algo de comer, todo lo que había en los armarios era demasiado sano y yo necesitaba alguna otra cosa para desayunar que no fuera pan integral con pavo.Al coger mi mochila para cambiarme, vi una pequeña notita que sobresalía por un bolsillo y la acerqué para leerla.
Contenía el nombre de Mason y un número de teléfono.
Me salió una pequeña sonrisa pensando en la suya mientras me ayudaba en el metro, en ese momento sonó mi móvil y fui corriendo a cogerlo.-Hola mamá!
-Hola cariño, qué tal todo por allí?
-Bien... iba a bajar justo ahora a comprar.
-Tú sola? Y Richi?
Odiaba que lo llamara así.
-Está trabajando, no te preocupes que el supermercado me pilla cerca.
-Sabes que me preocupo y más si estás allí.
-Recuerda que me tienes localizada.
Desde lo sucedido, mis padres se empeñaron en ponerme un localizador, acepté porque les entendía y porque en ese momento yo también empecé a tener miedo.
-Bueno, ten cuidado y cuídate, vale? Después llamaré a Richi.
-Vale mamá, te quiero.
Colgué enseguida y me quedé mirando el móvil unos segundos, pensando si añadir el número de Mason.
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Nuestra parada
RomanceJanah Evans, necesita coger el metro para arreglar las cosas cuanto antes con su novio. Pero allí conoce a un chico que podría ser... ¿Su próximo amor?