JANAH
Después de varios días, llegó el que Mason iba a conocer a mi familia. Estuve el día anterior limpiando toda la casa, mis padres de vez en cuando me ayudaba.
Mi padre se acercó a mí y me ayudó a preparar la mesa, mi madre mientras tanto estaba preparando la comida.
-Janah, estos días te he visto muy feliz con ese tal Mason, se le ve buen chaval.
-Lo es, papá.
-Eso espero.
Me enseñó un cuchillo mientras me guiñaba el ojo y yo empecé a reírme junto a él. Hasta que sonó el timbre.
-Cariño! -Chilló mi madre- El timbre!!!
Abrí a Mason, mi padre se preparó en la puerta mientras me acariciaba el hombro y mi madre sacudió su delantal.
Mason apareció y nos dimos un beso corto, casi pude ver la sonrisita que se echaron mis padres por detrás.
-Hola chaval.
Mi padre le dio unos golpecitos en la espalda mientras se abrazaban
-Estarás cuidando a mi niña, no?
-Michael, no le agobies. -Le dijo mi madre mientras le daba un pequeño golpe- Encantada cariño, soy Lily.
Mason le saludó y le dio dos besos antes de mirar de nuevo a mi padre.
-Tranquilo Michael, le estoy cuidando como si fuera mi propia hija.
-Hablando de hijos...
-Papá no empieces. -Le corté-
Mi padre me ignoró y siguió hablando.
-Estaréis usando protección, verdad? No creo que pueda aguantar a una mini Janah.
Puse los ojos en blanco mientras Mason se echaba a reír.
Le enseñé toda la casa, hasta que llegamos a mi cuarto y se sentó en mi cama.
-Tu cama no hace ruido. -Dijo, levantando las cejas-
-No, es bastante cómoda.
-Nos vendría perfecta para follar.
-SHH! MASON!
Me puse roja y le tiré un cojín, el cual esquivó.
-Qué? Lo digo en serio, ni se enterarían tus padres. Cuando pueda compraré una igual para mi casa.
Sonreí, pero él se giró hacia mi escritorio y cogió un pequeño marco, donde salíamos mi hermana y yo de pequeñas.
-No eres hija única?
Me tensé un poco y se noté como se me llenaron los ojos de lágrimas. Mason lo notó también y se levantó a abrazarme.
-Mira cariño, no sé qué habrá pasado entre vosotras pero me tienes aquí, vale? Cuando te sientas segura y necesites hablarlo, siempre estaré junto a ti.
Asentí y le di un beso en la comisura de los labios.
-A la mesa! -Mi madre gritó y fuimos directos-
Nos repartió el caldo que había hecho con mucha paciencia y amor durante toda la mañana. No es porque fuera mi madre, pero cocinaba espectacular.
-Puedo repetir? -Preguntó Mason-
Y a mí madre se le llenaron los ojos de ilusión.
-Claro que sí.
-Eres hijo único? -Preguntó mi padre, dejándonos paralizadas a mi madre y a mí-
-Sí, mi madre siempre quiso tener otro, pero mi padre murió antes de que lo pudieran tener.
-Oh, lo siento mucho. -Dijo mi madre-
A mí ya me lo había contado, me sentía mal, él me contó cosas personales suyas, se abrió conmigo y yo nunca le había hablado de Amelia.
Mi padre carraspeó y comenzó a hablar.
-Nosotros tuvimos dos hijas, la pequeña es Janah y la mayor se llamaba Amelia.
A mí madre se le pusieron los ojos rojos y yo tragué saliva, por debajo de la mesa Mason me comenzó a acariciar la rodilla, intentando darme apoyo.
-Cuando yo tenía 9 años... -Hablé- Desapareció.
-Y no volvimos a verle. -Se creó un silencio por unos segundos- Hasta que días después le encontraron muerta. -Acabó mi padre-
Mason me cogió la mano, seguía acariciándome lentamente. Mi madre se fue a la cocina a por el postre, evitando ponerse a llorar.
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Nuestra parada
RomanceJanah Evans, necesita coger el metro para arreglar las cosas cuanto antes con su novio. Pero allí conoce a un chico que podría ser... ¿Su próximo amor?