Capítulo 8

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MASON

No sé cuanto tiempo pasó, pero no podía parar de mirarle. Dormí pocas horas y las que estaba despierto las pasaba observando su respiración suave, como subía y bajaba su pecho desnudo. También me fijé en su cara relajada y su pelo revuelto, era preciosa.

-Janah, despierta cariño.

Me salió sólo decir esa palabra "cariño" me parecía bonita, tanto como ella. Eran las siete de la mañana y tenía que ir a cuidar a la niña, Sophie, a veces trabajaba de mañana y otras de tarde, me gustaba mi trabajo, sobre todo por lo bien que nos llevábamos Sophie y yo.

Janah estiró sus brazos y abrió lentamente sus ojos. Le sonreí y le indiqué donde estaba su ropa, creo que se había olvidado del pequeño detalle de que seguía desnuda y empezó a sonrojarse.

-Perdón, voy enseguida a cambiarme.

-No pidas perdón por la magia que hiciste anoche. -Sonreí y ella intentó esconder su pequeña sonrisa-

Desayunamos, le llevé a su casa y nos despedimos con un beso corto.

-Quieres que nos veamos esta noche? -Pregunté-

-Me encantaría.

Sonreímos antes de darnos otro beso y ella se bajó hasta llegar a su portal. Arranqué y recorrí las calles de Lutakko, donde Janah y yo vivíamos, hasta llegar a Viitaniemi.
Una ciudad tranquila, me daba paz caminar por allí.

Llegué a la pequeña casita donde vivía Sophie y toqué varias veces a la puerta.
Me abrió Emma, su hermana mayor, le veía siempre que iba a cuidar a Sophie, nunca me había resultado incómodo estar con ella, hasta ese momento.

-Hola Mason, pasa.

Le sonreí y pasé.

-Tienes mala cara, te ocurre algo?

-Sólo que no he dormido bien.

-No cambias, eh? No creo que sea bueno que estés siempre de fiesta.

Dudé por un momento, al saber lo que podría ocurrir después de mis palabras.

-No he ido de fiesta.

-Entonces?

-He conocido a alguien.

Su expresión cambió y yo seguí hablando.

-Una chica, de mi ciudad, he pasado la noche con ella y...

-No hacen falta detalles. -Me cortó-

El ambiente empezó a resultar incómodo, Emma aún no había superado nuestra ruptura, nunca le había hablado de otras chicas después de que lo dejáramos, pero Janah era diferente, estaba enamorado y tarde o temprano lo acabaría sabiendo.

-Voy a despertar a Sophie que se está haciendo tarde.

-Yo le he dejado el desayuno preparado, me voy al trabajo.

Se fue disparada hacia la salida, como si estar a mí lado le estuviera ahogando.

...

Me dediqué que estar toda la mañana jugando a las princesas con Sophie y también a hacer el ridículo para no parar de hacerle reír. Cuando llegó su madre me despedí y fui hacia mi casa. Me pegué una ducha rápida y llamé a Janah.

-Estás lista?

-Me falta vestirme, tengo el cuarto hecho un desastre...

Me reí un poco al recordar como me dijo que había dejado el cuarto el día anterior, antes de vernos, todo por intentar impresionarme, cuando desde que le cogí la mano para ayudarle en el metro ya me había enamorado.

-Iré yendo, te aviso cuando esté bajo, no tardes mucho que estás preciosa con lo que sea.

-Eso no es verdad.

-Mi pijama te quedaba estupendo, aunque no te duró mucho puesto.

Se creó un silencio y yo empecé a reír, imaginando su cara completamente roja.

Y efectivamente, cuando bajó estaba preciosa. Una vez más.

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