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JungKook trató, por todos los medios de retrasarse, buscó la carretera que sabía que a esa hora estaría congestionada, pero no, el universo conspiró en su contra y no hubo atasco de tráfico.

En media hora llegó a la casa de sus padres, de sus adorados padres, nótese el sarcasmo.

Mientras aparcaba su moto, muchos recuerdos le llegaron a la mente, así sucedía siempre que iba a esa casa.

Recuerdos buenos, pero en su mayoría malos, recuerdos que desearía poder olvidar, pero le era inevitable no tenerlos presentes cerca de sus padres.

Tocó el timbre, y su suerte estaba echada.

—Kookie —saludó su madre al abrir la puerta, con una sonrisa, sonrisa que se veía completame falsa.

—Hola, mamá —dijo adentrándose a la casa.

—¿Por qué demoraste tanto? —le susurró molesta —Hace una hora te estamos esperando, tu abuelo está incómodo ya.

—Te dije que no quería venir y me dijiste que era obligado. Además tenía cosas pendientes en la escuela.

—Miren quién llegó —comentó su madre al resto de personas que estaban en el comedor.

—Hijo, ¿Cómo estás? Hace tiempo que no se de tí —dijo su padre abrazándolo fuertemente.

—Hola, papá. Estoy bien, he estado complicado con la universidad pero nada del otro mundo —le contestó y dirigió su mirada a su abuelo —Hola, abuelo, ¿Cómo estás?

—Bien, Kook.

—Bueno, ahora que estamos todos aquí, ya podemos comer —volvió a hablar ShinMe.

—Toma asiento, Kook.

—Claro padre.

La cena transcurrió normal, igual que todas las demás cenas familiares, todo era negocio, cuando él asumiría la empresa, y él contestaba lo de siempre.

—No me interesa dirigir la empresa. Hay muchas personas capacitadas para eso.

—Pero eres el heredero y es tu deber —había dicho su abuelo fuertemente.

—Lo siento abuelo, pero no tengo deber con nada de ustedes —dijo y un jadeo de ofensa se escuchó.

—Pero quién tú crees que eres mocoso —dijo levantándose de la mesa —A mí no me vuelves a hablar así en tu vida.

—Ojalá y esa vida se acabara —dijo simplemente.

—¡ShinMe! —le gritó a su hija —Nunca supiste educar a tu único hijo, no sirves para nada —dijo retirándose de la casa.

—Kook, deberías reconsiderar esto —le dijo su padre —Se que no te agrada la empresa, pero tu abuelo tiene razón.

—No, papá. El abuelo no tiene razón, yo merezco ser feliz aunque sea una vez en la vida.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó su mamá entrando a la cocina nuevamente —¿Qué con nosotros no fuiste feliz?

—Ustedes saben bien lo que hicieron.

Un sonido sordo resonó en donde se encontraban. ShinMe le había abofeteado.

JungKook quedó en shock, estaba dolido, siempre quería aunque fuera algún gesto de amor de parte de su madre, pero todo lo que obtenía eran golpes e insultos.

—Wow, dos en una semana —dijo manteniendo su cara imperturbable y una sonrisa burlona tiró de sus labios.

—JungKyo, vete que necesito hablar a solas con JungKook —dijo dirigiéndose a la otra persona que estaba ahí.

JungKook esperó que su padre dijera algo, que lo defendiera por una vez en la vida, que hiciera algo por él, pero no fue así, en cambio este se retiró muy silenciosamente.

—Sabes eres idéntico al inútil de tu padre —dijo una vez escuchó la puerta cerrarse —No sirves para nada, juegas a dos bandos, estás de parte de él y de la mía —hizo una pausa —Pensé que podrías ser distinto, pero ya veo que no. Eres realmente inútil.

—Si soy tan así como dices, ¿para qué me tuviste? —preguntó tratando de mantenerse tranquilo.

—¿Por qué más crees? Necesitaba un heredero, así mi padre me daría la empresa.

—Ya veo, todo fue por tener algo bueno para tí. Eres increíble —dijo con los ojos aguados y se retiró.

—¿A dónde vas? —preguntó su madre detrás de él.

—A dónde quiera, no vuelvas a llamarme para nada, olvida que tienes un hijo.

Rápidamente subió a su moto y arrancó a su lugar seguro.

[×]
Buenas buenas, público este capítulo por aquí, pues actualizaré mis dos fic en emisión, porque está semana fue mi cumpleaños (8/11) y pos quería autoregalarme estas dos actualizaciones.

Espero que les gusten ambas, para quienes las leen.

Cuídense mucho.

La Ilusión Extraviada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora