1.- Un corazón en la oscuridad

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- Creo que mi hermano no me ha visto salir. Por suerte Kochō y Teria aceptaron ayudarme, debo darme prisa para poder llegar a tiempo. ¡Debo verla, debo decirle feliz cumpleaños!

Su mente y sus pensamientos se volvían cada vez más densos, poco a poco perdía la conciencia y sentía sus extremidades pesadas. Inuzuka lo presentía, sabía que no podía llegar en las condiciones en las que se encontraba, pero se negaba a aceptar tal realidad.

- ¡No! He llegado muy lejos, no puedo quedarme aquí, debo llegar con Persia.- Repetía mientras empujaba su cuerpo al límite. Lentamente caía desmayado, vencido por todas aquellas heridas de pelea que había tenido que soportar para llegar hasta ese momento, hasta que no pudo más.

- No puedo, siento que no llegaré. Perdóname Persia. ¿Eh? ¿Qué es esta sensación? ¿Es acaso... Per...sia? ¿Qué haces acá?

- Vine a detenerte. Pero ... parece que llegué demasiado tarde. Tu hermano te vigilaba porque sospechaba de nuestra relación. Y si te descubre, serás expulsado.

- ¿Eh? ¿Cómo lo sabes?

- Le pregunté a Hasuki, me dijo que no la escuchabas, que te ponías en peligro. Me dijo que siempre caminas por un sendero de espinas, que no te importa lo que te pase a ti.

- N-No pongas esa cara. Eso de la expulsión es solo una broma. ¡Ah! El regalo, aun no lo tengo listo pero -

- ¡No lo quiero! - Dijo Persia mientas apretaba los puños y trataba de contenerse para llorar. - Esto pasó porque deseé estar contigo. Y saliste tan herido. Mas que un regalo, yo quiero... ¡Quiero que estés bien!

Persia recordó aquel día del baile donde había prometido proteger a Inuzuka pase lo que pase, esos pensamientos de inferioridad, de haber roto la promesa que le hizo y haberle hecho llegar hasta ese momento hicieron que no pudiera contenerse más y en ese momento llevó sus manos a su rostro y comenzó a llorar, sus sollozos se escuchaban en el silencioso bosque, y la luz de la luna acentuaba el largo y rubio cabello que tapaba su rostro, del cual solo se podían ver caer lágrimas.

- Lo siento - Decía entre lágrimas y sollozos mientras lo rodeaba con sus brazos.

- ¿Por qué te disculpas?

- Lamento haberte llevado a esta situación. Pero esto no puede seguir así. Inuzuka ... No quiero volverte a ver nunca más. Si así es como vamos a pasar el resto de nuestras vidas no quiero nada. ¡No me gusta verte herido! ¡No me gusta verte casi muerto! ¡No soporto que estés así!

- ¿Qué dices Persia? Tú y yo vamos a cambiar el mundo, prometiste que estaríamos juntos hasta el final.

- No Inuzuka, ya no existe un nosotros. Lo siento. - Mencionaba mientras se ponía de pie y trataba de ocultar su rostro marcado por el llanto - Es mejor así.

- ¡No Persia! ¡No te vayas por favor! Te necesito... Te necesito a mi lado, no puedo hacerlo sin ti.

En ese instante, el corazón de Inuzuka parecía apretarse cada vez más y más. A medida que la silueta de Persia desaparecía entre la oscuridad de la noche y se confundían con las siluetas de los árboles, Inuzuka, con el corazón destrozado gritaba y lloraba en medio del bosque, sin importarte más si alguien lo veía o lo escuchaba, ya nada tenía importancia, ya nada tenía sentido. ¿Qué más podía perder? Inuzuka lloró hasta desmayarse en el bosque, donde su cuerpo era envuelto por la oscuridad y la depresión.

Después de darse cuenta de que Inuzuka no se encontraba en el almacén, su hermano decidió empezar una búsqueda a los alrededores, hasta que lo hallaron tirado en el piso, lleno de heridas, inconsciente pero sollozando

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Después de darse cuenta de que Inuzuka no se encontraba en el almacén, su hermano decidió empezar una búsqueda a los alrededores, hasta que lo hallaron tirado en el piso, lleno de heridas, inconsciente pero sollozando. Ardía en fiebre, así que lo llevaron a su habitación en el dormitorio donde pasó toda la noche durmiendo. Al día siguiente, Inuzuka despertó con una mirada vacía, sin alma, sin vida. Sentía que toda su existencia le fue arrebatada de la nada y que ya nada tenía sentido.

Pasó una semana y su hermano lo llamó para que declarase lo que había sucedido. Sin más que perder, Inuzuka cuenta todo, cómo se declaró, las promesas que hicieron, lo que habían pasado juntos y ... que ya no había nada entre ellos dos.

- Entiendo, así que así es como sucedió todo. Al final siempre tuve razón en sospechar de ustedes dos.

- Si, lo siento, pensé que podría cambiar el mundo si estaba con ella.

- Espero que entiendas que ese tipo de cosas son solo sueños. El mundo real es doloroso, tienes que sacrificar mucho para conseguir poco, unos estudiantes como ustedes nunca hubieran logrado hacer nada. Pero por ahora, quiero que entiendas que lo que hiciste es muy grave, técnicamente una traición hacia los perros negros y mereces un castigo.

- Si, entiendo. Haz lo que desees hermano.

- Normalmente te expulsaría y te tacharía de traidor, pero parece que tu estado actual es un castigo más que suficiente. Además, no podemos perder a alguien tan importante, así que lo dejaré pasar, sobre todo, porque ya tenemos suficientes problemas con los gatos blancos, no queremos involucrar más alumnos.

- Entiendo.

- Okey, vuelve a tu habitación, pasa este fin de semana reflexionando. El lunes regresas a clases.

Esa noche, como todas las demás de ese día, Inuzuka no pudo dormir. No paraba de pensar en Persia, en que si tan solo todo hubiera sido diferente, y cada vez que recordaba ese momento, algo en su pecho se aplastaba. De repente, alguien toca a la puerta.

- ¿Inuzuka? Soy Hasuki, ¿puedo pasar?

- Adelante.

- Con permiso entonces.

- ¡¿Eh?! Hasuki, ¿qué haces vestida así? ...


NOTA:

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NOTA:

Espero que les guste el primer capitulo, estaré subiendo el siguiente el miércoles. Soy algo nuevo así que espero sus comentarios para poder mejorar.

¡GRACIAS POR LEER!

Feliz cumpleaños PersiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora