7.- Cumpleaños

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El día del cumpleaños de Inuzuka llegó, todos festejaban con él, había un gran pastel y todos bailaron y festejaron. Char le mandó un mensaje a Inuzuka diciéndole que lo esperaba en la entrada del laberinto del jardín.

– ¡Char!

– Oh, por fin llegaste.

– Lo siento, es que había una multitud por el festejo.

– Imagino que sí.

– Por cierto, ¿cómo sigue tu herida?

– Estoy bien, solo fue una pequeña herida, soy fuerte como una roca, no por algo soy la princesa Chartreux Westia.

– Me alegro que estés bien. Pero dime, ¿a que se debe que me llames?

– Pues, quería darte esto.

– ¡Oh! Una navaja y es de buena calidad.

– Espero que te sirva para tus manualidades en madera.

– Sí, ¡Muchas gracias Char, eres la mejor!

– Lo sé, lo sé. Ahora vuelve a festejar con los tuyos.

– Muchas gracias enserio, juro que te devolveré el favor.

– Tú nunca cambias, ¿verdad?

– Ya me conoces

Inuzuka regresó a su dormitorio donde todos seguían festejando, eran momentos felices como no se habían visto en mucho tiempo, después de todos los días trágicos que se habían vivido, era bueno tener uno que otro día de felicidad. Inuzuka entró a su habitación después de la fiesta, y ahí encontró a Hasuki desnuda con un moño en la cabeza.

– ¿Komai? ¿Qué haces vestida así?

– Ehh… Ehh… Inu… Inuzuka Romio, yo… yo… soy t… tu regalo.

– ¿Es enserio? Jajajaja

– ¡Ey, no te rías! Leí en internet que era un buen regalo para tu novio.

– Lo siento, lo siento. Muchas gracias Hasuki.

– No es nada, ahora apaga las luces y disfruta de tu regalo.

– Eso pretendo hacer.

– Romio…

– Komai…

Todo el día, hasta la noche fue un periodo de felicidad. Los días siguientes fueron tranquilos, el problema con los Gatos Blancos al final se terminó disipando, ya no eran tan unidos como antes y todos desconfiaban de todos, pero al menos la agresividad cesó. 

Los meses transcurrían uno tras otro, pronto llegó Navidad, Año Nuevo, San Valentín

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Los meses transcurrían uno tras otro, pronto llegó Navidad, Año Nuevo, San Valentín. Todos con días ordinarios, casi como si lo que se hubiera vivido meses atrás fuese solo una pesadilla comunitaria. Sin embargo, aún había repercusiones graves. Somali fue internada en un hospital psiquiátrico, puesto que empezó a alucinar sobre que veía a Aby, robó la cabeza y dormía con ella. Decía que él le hablaba y le decía que quería estar con ella, sus delirios se volvieron tan fuertes que no hubo más que internarla.
Scott por fin había despertado, pero no reaccionaba, parecía como si estuviera en estado vegetal, pero reportes recientes decían que empezaba a reaccionar poco a poco. Persia iba a verlo todos los días y le contaba lo que se vivía en la escuela, omitiendo los problemas internos y todo lo que pasó mientras dormía. 
De un día para otra estaban en marzo y la primavera estaba llegando, a la vez que el cumpleaños de Persia. Se iban a cumplir un año desde el acontecimiento que desencadenó todos lo hechos vistos, todo el desfile de sangre, que probablemente hubiese quedado atrás, si no es que Inuzuka planeaba cerrar este festival con el acto más grande que se imaginaba.
Durante todos esos meses seguía con su entrenamiento intenso para resistir el dolor. Chantajeo a Chizuru para que lo ayude, lo azotaba con un látigo con púas de metal en la punta, todas las noches recibía 10 latigazos, y cada que se acostumbraba los iba duplicando. Pronto faltaba una semana para el cumpleaños de Persia, y la mente retorcida de Inuzuka tenía planeado lo que iba a darle de regalo, pero tenía que prepararlo todo, por lo que consiguió un tablón de madera que guardó en su habitación, en su salida compró clavos y una cuerda resistente, además de una caja de madera, sobres y papel.
Faltaban tres días, por lo que llamó a Chizuru para encargarle una última petición.

Feliz cumpleaños PersiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora