Capitulo 6 (1/2)

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El molesto rechinar producido en el (Hasta ese entonces) silencioso hogar, anunciaba el arribo de alguien.


— ¡Ya llegué!


Una voz femenina anunció su llegada, tras encender las luces de su morada, revelando el reducido espacio en el que la mujer vivía.  Su primer instinto fue acercarse hacia la mesa y dejar la bolsa que colgaba en su hombro izquierdo, tras esto, la dama comenzó a desabotonar el saco que llevaba, todo esto en un intento por conseguir aquella sensación de alivio que tanto ansiaba.


Un suspiro de satisfacción se hizo presente tan pronto como ella se sentó en el comedor y se deshizo de su calzado. La sensación fue tan gratificante que la mujer pelinegra cerro sus ojos, buscando unos minutos de sueño.


Y se hubiese dormido sin chistar de no ser por un pequeño detalle... no había obtenido respuesta aún.


—¡Ya llegué! – Nuevamente anuncio su llegada, sin embargo, el silencio prevalecía.


Ella bufó molesta antes de levantarse de su asiento y comenzar a avanzar hasta una de las dos habitaciones que su residencia poseía. Sin dudar, ella giro la perilla para abrir la puerta.


—¿Por qué no respondes Je-


Esperaba que al abrir la puerta su hijo estuviese pegado al monitor de la computadora, hipnotizado por la gran cantidad de información y reportajes sobre sus héroes favoritos.


— sus...


Sin embargo, lo que encontró no era para nada agradable a la vista. Parecía que un huracán hubiese ocurrido solo en su habitación. Ropa tirada por todas partes, la cama destendida, pedazos de papel en el suelo e inclusive podía ver como los posters en las paredes poco a poco iban perdiendo su adhesivo.


Sus ojos recorrieron el desorden por unos momentos en un último intento por confirmar si su hijo se encontraba ahí dentro. Naturalmente, la preocupación se hizo presente en su cuerpo, ¿Por qué el muchacho no estaba en la casa?, ¿Estará con un amigo?, ¿Estará en peligro? Afortunadamente, su cerebro le sugirió ver la hora antes de correr ella misma a buscarlo.


Ella saco su teléfono y decidió encender la pantalla del mismo.


—  Once y media...– Murmuró con sorpresa, hoy había llegado más temprano de lo habitual. 


Un sentimiento de calma se sobrepuso ante la preocupación, la dama sabía que Don Guillermo cerraba su panadería a esta hora, por lo que era bastante probable que Jesús ya estuviese en camino a su hogar.


Una pequeña sonrisa se formó en sus labios... la cual no duro demasiado, pues una vez mas  había posado su mirada en el desastre que tenía frente a sus ojos.


—  Ahorita que llegue me va a oír. – Dijo para sí misma antes de cerrar la puerta y dirigirse una vez más a la cocina.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2022 ⏰

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