El joven se levantó de aquel sofá con un fuerte dolor de cuello y espalda, esta le rugía sin parar, en definitiva, la peor noche que pudo haber pasado, pero sabía que no había sido culpa de nadie más que dé el, su esposa tuvo toda la razón en enojarse, más el todavía no digería muy bien el tema de que ella tuviera una relación tan "cercana" con su mejor amigo, le retorcía de celos pensar sobre aquello, en sí, no le gustaba que Laura estuviera cerca de cualquier hombre, era algo posesivo, pero eso solo significaba que en verdad la amaba.
Caminó hasta la cocina y se encontró con su bella esposa de espaldas, quien estaba aún con su bata haciendo un café, trago grueso, esperanzado de que el humor de ella hubiera cambiado.
––Buenos Días ––Arguyo amablemente, sacando la leche del refrigerador.
Laura lo miro de soslayo, intento ocultar las bolsas en sus ojos, más fue inútil, Ross vio el estado de su rostro y si antes se sentía mal, ahora sentía como si lo estuvieran aplastando mil tractores.
––Buenos Días ––Dijo apenas audible para él.
El rubio quiso arreglar las cosas con su esposa de una buena vez, no quería que estuvieran en un ambiente tan incómodo, no sabía si Laura lo perdonaría, pero valía el intento.
––Lo siento amor ––Habló por fin, esperando una respuesta positiva de su esposa.
––Sé que lo sientes, Ross ––Respondió, volteándolo a mirar.
––¿Y? ¿Me perdonas? ––Pregunto, con el mayor brillo en sus ojos.
––¿Crees que te mereces mi perdón?
Ross se quedó callado, seria deshonesto decir de su parte que sí, más quería besarla ya, su esposa seguía de pie, esperando su respuesta.
––Eso es algo que solo tú sabes.
No sabía que más responder, ella bajo la cabeza por unos segundos, tomo su taza de café y se dirigió a la puerta de la cocina.
––Te amo Laura. ––Precisó con seguridad, estando de espaldas.
––Lo sé. ––Fue lo último que dijo para subir las escaleras.
Ross sacó su cereal y tomo su desayuno, solo esta vez, mas ese tiempo le ayudo a pensar en que podría hacer para que Laura lo perdonara, ya habían peleado miles de veces estos meses, pero deseaba cambiar eso e iba a poner todo su empeño para que aquellos problemas ya no agobiaran a su inestable relación.
Pasadas una hora y media, el joven escucho la puerta principal cerrarse, Laura era una fotógrafa profesional, estaba contratada en una de las mejores revistas del país, sin embargo, también trabajaba independientemente con otras personas, no le iba mal por supuesto, ni a ella ni a Ross, ambos estaban enamorados de sus trabajos, no tanto como de su pareja, pero en verdad disfrutaban de su empleo.
Estando Ross sentado en su oficina, le pidió a su secretaria que cancelara las reuniones que tuviera después de las seis de la tarde, hizo algunas llamadas y ordenó una cita magistral con su esposa, no había posibilidad que después de eso no lo perdonara, el ya extrañaba mucho los labios de ella.
Ya eran las seis y el joven empresario, salió de su oficina, como él era el jefe, podía hacer lo que quisiera y si tenía trabajo pendiente, le pediría a alguno de sus trabajadores que le ayudaran con él, llevaba en su mano un gran ramo de rosas blancas, las favoritas de Laura, entro a su auto y las puso con cuidado en el asiento trasero, se dirigía a casa, a esta hora, ella ya debía estar ahí.
Paro cuando el semáforo indico en rojo, ya estaba a pocas calles de llegar cuando de repente, su vista instintivamente se fijó a la derecha, aquella ropa y aquel pelo castaño se le hizo familiar, más eso no fue lo que lo enfureció, si no el joven quien se veía muy alegre charlando con su esposa. Parqueo el auto donde pudo y se quedó observando la escena, el chico decía algo y ella solo reía, luego, ambos se pusieron de pie, y el que parecía ser próxima víctima de los golpes de Ross abrazó a su querida mujer.
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BURIED { Raura Fanfic }
RomanceRoss Lynch & Laura Marano están casados hace cinco años, aunque sus primeros años fueron colosales, ya después de convivir tanto tiempo con el otro, comenzaron a tener ciertos inconvenientes, uno tras otro, discordia tras discordia. Al punto en que...