BURIED { Raura Fanfic }

Capítulo 9

    ––¿Quién es ella mamá?

    Stormie abrió de tope los ojos, pero intentó esconder su impresión al darse cuenta de que no se había desecho de absolutamente toda la "evidencia".

    ––Es ––pausó–– una novia que tuviste hace mucho tiempo hijo ––respondió ante la presión.

    ––¿Mucho tiempo? ––dijo el joven observando de nuevo la foto.

    ––Sí ––aseguró arrebatándole la fotografía–– de la adolescencia, no la volviste a ver.

    ––Oh, está bien ––respondió intentando de nuevo tomarla, pero Stormie no lo permitió–– quiero quedarme con ella madre, ¿qué sucede?

    ––Pero, ¿para que la quieres? Es una antigüedad, no la necesitas amor.

    ––No importa.

    Y ágilmente le arrebató de nuevo el retrato a su madre, le sonrió, y salió con ella en las manos hacia su habitación.

    {...}

    "¿Hace cuánto que nos conocemos?"

    "Hace siete meses"

    "Un placer, mi nombre es Laura"

    "El placer es mío Laura"

    "Tengo muchas cosas que decirte, pero no me alcanzaría esta ceremonia para decirlas todas"

    Esta clase de sueños retrospectivos se volvían seguidos en Ross, y ahora lo serían también en Laura. El cerebro es tan asombroso como indescifrable, nadie tiene una idea clara de cómo en realidad funciona y no en todas las personas actúa de la manera como lo hacía con Ross y Laura. Llámenlo suerte, llámenlo ciencia, pero de una u otra forma era el único medio de conectarse con su verdadera realidad.

    Laura se levantó pasmada y con un ligero nerviosismo, y no era para menos.

    ––¿Qué? ¿ceremonia? ––se preguntaba a si misma–– ¿siete meses?

    Con delicadeza puso sus manos en su frente y se apoyó sobre sus rodillas sentada en su cama, la vida de la joven fotógrafa era ahora como la de un sedentario, solo dormía y comía. Y no solo era el hecho, de que su madre no la dejara salir sola y que ella tampoco la sacara a menos que fuera para sus citas médicas, sino que esa pobre víctima de las injusticias no quería dejar su habitación, por más que le repitieran que todo sería como antes, que iba a recuperar la movilidad de sus piernas. Nadie sabía que sentía mejor que ella, nadie tenía idea de cuanta rigidez tenía en sus miembros inferiores, y era por eso que ella no veía esperanzas de recuperación y en realidad solo estaba complaciendo a sus padres.

    De repente en medio de sus pensamientos, su celular comenzó a sonar.

    ––¿Hola? ––Habló en un hilo.

    ––¿Laura?

    ––Sí, ¿quién habla?

    ––¡Hola! ––respondió emocionado–– eh, soy Ross.

    Una sonrisa se dibujó en su rostro.

    ––Ross, que lindo escucharte.

    ––Sí, pues, recordando que me diste tu número, decidí llamar a saludar ––Ella no podía saberlo, pero el rostro de Ross era algo impresionante.

    ––Que amable de tu parte, ¿cómo estás?

    ––Estoy bien, ¿y tú?

    Laura se quedó en silencio unos segundos.