Entonces miró a Douma y simplemente río. ¿Qué iba a hacer esa pobre criatura que se encontraba temblando de miedo?
Él mismo, con el sudor de su propia frente se había encargado de 'educar' a Douma. De todas las maneras posibles, se aseguró que aquella persona que cumpliría el rol de su esposo en el futuro no le causara ningún inconveniente. Por ello, buscó a alguien que encajara completamente a su necesidad, y su gusto. Un rostro afeminado, y un cuerpo esbelto; inteligente pero obediente. La definición perfecta para el peli cenizo.
O eso pensaba, hasta que después de mencionar que tenía que limpiar la sangre del suelo debido al anterior sucedo, Douma alzó la mirada lentamente. Kokushibo estaba confundido y no entendía qué le ocurría, ¿Y el miedo? quedó sorprendido después de que el menor fijará su atención completamente en su rostro, no se esperaba que aquella persona a la que trataba cual marioneta y le obedecía sin chistar, estaba mirándolo con odio, un odio puro, fue un reflejo, que rápidamente se esfumó en cuanto ambos hicieron contacto visual, y Douma volvió a agachar la cabeza.
━━━ ... ━━━Sonrió de manera leve pero siniestra, le pareció divertida la reacción del contrario, tenía una profunda curiosidad, unas enormes ganas de saber hasta dónde estaría dispuesto Douma a llegar por sus ambiciones y lo que quiere, siempre se preguntó ¿Habrá algo que el de cabello casi rubio quiera? Desde que lo conoció no le importaba en lo más mínimo aquellas cosas tan irrelevantes, pero ahora estaba allí, preguntándose cuál es el verdadero Douma.
Una persona sin vida, expresiones ni emociones le era muy aburrida, y eso le causaba fatiga, quería sentir la emoción que alguna vez sintió, esto le gustaba más, sí, era más divertido ver a una persona intentando salvar su vida.
Y Kokushibo estaba dispuesto a darle un poco más de libertad si eso significaba más entretenimiento para él.
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Douma seguía gimoteando con lágrimas y mocos ya secos por toda su cara mientras hacía todo lo posible para no hacer algún ruido fuerte que pudiera molestar a Michikatsu, ya no estaba en el suelo, ahora se encontraba en su recámara, sentado en la orilla de la cama perdido entre sus más profundos pensamientos.
Kokushibo ya se había tardado un buen rato, no sabía lo que estaba haciendo ni tampoco dónde se encontraba, habían pasado horas, solo escuchó a varias personas salir y entrar de la casa dentro de un largo lapso de tiempo, entraban y salían, hablaban y reían, hasta que finalmente se despidieron y aquellas personas que habían ingresado a su morada se retiraron de la misma forma en que ingresaron.
Sonó la puerta, leves toques y luego la manija siendo manipulada desde afuera del cuarto para dejar pasar a Kokushibo.
━━━Ven aquí, rápido. ━━━ Hizo una seña con la mano izquierda y caminó hacia la habitación de huéspedes siendo seguido por Douma, que caminaba silenciosamente por el pasillo detrás de él. Sus pisadas eran inaudibles al oído humano, él tampoco lograba escucharlas, ahora que lo piensa, ¿de dónde habrá aprendido a caminar en silencio? Su manera de caminar era tan compleja que hasta ese punto lo había notado, le recordaba a unas de las tácticas que utilizaban los asesinos al ir tras su objetivo. Eso lo sabe pues su compañero de trabajo es un asesino y amigo conocido por su familia.
Paró en seco y abrió la puerta de la habitación de invitados, Douma levantó el rostro observando detenidamente lo que había dentro. No le tomó más de unos segundos poder divisar a su amigo; Akaza, sobre la gran cama, vendado y conectado a unas máquinas de hospital y varios monitores que permitían saber el estado de la persona.
━━━. . .¿Akaza-dono?
Entonces su atención se fijó totalmente en las acciones Kokushibo, buscando una respuesta con su rostro totalmente confundido.
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